El frío de la botella y el instante en que el cuerpo coincide con la prisa suspendida de cada trago transforman un diálogo consciente con la quietud de Sissi’s Tea, donde la pausa renueva el deseo antes incluso de haber terminado.
Dulzura extenuante de té blanco y durazno, té negro y canela de calor persistente, o cúrcuma, naranja y toronja golpeando con su sol dorado el fuego perdido. Tragos que se vuelven diálogos, refugios sutiles donde el hielo cede al beber; un acto consciente en el que la frescura permanece y despeja la mente. Sissi’s Tea suspende los deseos en la suavidad de los sueños: entre el frío y la infusión, entre la memoria y el deseo, el té nos habita—leve, profundo, eterno.