Movimientos sutiles que despiertan recuerdos de lo moderno y lo atemporal, dando paso a un vino que se infiltra en los sentidos con su sensación envolvente. Sorbos que guardan secretos, Rosadito es una revolución líquida que en su estela deja la sensación de haber tocado algo más grande: un sabor crudo y limpio.
Frescura imponente, de grata presencia, que se despliega en suaves y sublimes burbujas. Acidez delicada, fruta que se hace sentir sin ser visible, Rosadito permanece reservado, resonando el sublime llamado de su existencia. El tiempo pasa, pero en cada sorbo queda una huella, un recuerdo de esa frescura líquida, ligera y eterna, que perdura mucho después de haberse ido.