Como una danza entre lo natural y lo profundo, encontramos un lazo con lo ancestral, donde cada hebra se encuentra con lo que nunca debió perder. Marama, shampoo suave, cayendo sutilmente sobre el cuero cabelludo como suspiros de la conexión perdida con la tierra, entrelazando cada fibra con la delicadeza del tiempo. Acondicionador, al tacto etéreo, acariciando la piel capilar, devolviendo vida, convirtiéndose en refugio de aquel viento que recorre las selvas y los desiertos. Reconstructor, fuerte y manso, vigilando el vigor encargado de reparar aquello que el tiempo tocó.
La belleza habita profundamente en cada poro, en cada hebra. Marama deja claro que la verdadera belleza vive más allá de lo superficial; abre y desnuda la envolvente memoria de nuestras raíces, mostrando lo genuino sin efectos fugaces, ofreciendo su forma más pura; dándote lo que realmente necesita tu cabello para renacer.