Un giro inesperado de sabor que juega con el tiempo, destellos de algo más en los suspiros del ruido. Cada gomita enchilada, con una picardía que despierta la euforia ajena de aquellos días, el fuego en la lengua como un eco que regresa. King Lab encuentra el equilibrio: la frescura del pepino, la dulzura del tamarindo y el ardor del chile, una danza vibrante que sacude la cotidianidad.
Veganas y sin azúcar, se instalan en la ligereza de la vida, en esos bocados que recuerdan lo simple, lo esencial, lo que no necesita adornos para dejar huella. King Lab te arrastra y te diluye en lo dulce y picoso que puede ser la vida.