En la casa de los sueños perdidos, Adamá guarda memorias de la tierra y el tiempo: productos naturales, saludables, que nacen del barro y de la memoria, transformándose en un lenguaje crudo siendo ahora un puente entre el ayer y el ahora.
Ingredientes que se convierten en testigos del cambio, llevando consigo los rastros de un paisaje que atraviesa estaciones, ahora en las manos que lo entienden. Nopal, betabel, maíz y coliflor son vestigios en cada bocado, llevando la pureza de lo natural. En Valle de Bravo, mujeres mirando el sol y la tierra con certeza se entregan al rescate en cada tortilla, botana y té, reflejando lo ancestral y respetando al cuerpo y al tiempo. Adamá no solo alimenta, resucita sabores que perduran más allá del momento.