En un paradero desconocido, donde el aire carga inmensas posibilidades, entre risas sueltas que flotan en la ligereza de lo efímero, Dos Aves aparece en medio de todo. Una botella fría en mano se convierte en la promesa líquida de algo diferente: cerveza. Dos Aves desafía lo esperado, atreviéndose a explorar sabores intensos, ligeros, oscuros, efervescentes. Desde el primer sorbo, notas amargas y profundas o quizá vibrantes y sutiles marcan el instante en el que no hay vuelta atrás: estás dentro.
Entre notas cítricas, maltas profundas y espuma aferrada al cristal, cada trago es un desvío en el camino, una puerta entreabierta donde luces desconocidas te invitan a entregarte a la experiencia. Sin certezas, con el vértigo de lo delicioso, Dos Aves, desde San Miguel de Allende, te obsequia el umbral de la noche, donde el frío se desliza por la piel y la espuma, efímera y vibrante, se desvanece en un suspiro.
 
				
 
															 
															 
															