Sombras titilantes ofrecidas por los silencios breves, donde el vino se convierte, sin saber y sin esperar. Con el alma descubierta, se desliza entre las grietas, dejando su esencia en cada resquicio. El sudor de la tierra es un vivo recuerdo de aquellos que recogen, sin permiso, lo que alguna vez se ofreció. Vinos Chidos lleva en sus venas la conversación infinita, donde la copa vacía aún resuena.
En cada botella, el sabor despliega sensaciones, fusionándose con cada sorbo. Vinos Chidos te invita a esa pausa donde lo resguardado está atrapado en la certeza de cada trago. Un contacto con la crudeza de lo salvaje y auténtico, vino para satisfacer la sensación que recorre el cuerpo mientras se derrama, haciéndote probar lo incierto y lo cierto al mismo tiempo.