En las últimas dos décadas, México ha evolucionado notablemente en el sector logístico, influenciado en gran parte por modelos y tendencias que han demostrado eficiencia y sostenibilidad en Europa. La necesidad de fortalecer la cadena de suministro, reducir costos y responder a las exigencias del comercio global ha llevado al país a adoptar prácticas europeas que han sido exitosas en diversos sectores, desde el transporte multimodal hasta la automatización de almacenes y la logística verde. En un entorno donde el nearshoring crece y las exigencias del cliente se vuelven más inmediatas, mirar hacia Europa ha resultado ser una estrategia inteligente para modernizar las operaciones logísticas.

Automatización e inteligencia artificial aplicadas a los almacenes
Una de las principales influencias europeas que México ha comenzado a implementar de manera decidida es la automatización de procesos logísticos. En países como Alemania, Países Bajos o Suecia, el uso de tecnologías como inteligencia artificial, big data, robótica y sensores IoT en almacenes es una práctica consolidada. El modelo europeo apuesta por centros de distribución inteligentes que pueden operar con mínima intervención humana, lo que reduce errores, mejora los tiempos de respuesta y permite un seguimiento más preciso del inventario.
México, especialmente en regiones como el Bajío, Nuevo León y Estado de México, ha comenzado a replicar esta tendencia con instalaciones automatizadas capaces de procesar hasta 10,000 paquetes por hora. Empresas globales como DHL, Amazon y Mercado Libre han instalado centros de distribución en el país que utilizan sistemas automáticos de clasificación, brazos robóticos para carga y descarga, y software predictivo para optimizar rutas de entrega. Este tipo de tecnología no solo acelera las operaciones, sino que también mejora la seguridad en los procesos logísticos.
Según un estudio de Statista, en 2023 más del 15% de los almacenes en México contaban ya con algún tipo de automatización avanzada, y se espera que esta cifra alcance el 30% en 2026, siguiendo el ritmo marcado por Europa, donde el promedio supera el 50%. Esta adaptación no solo implica importación de tecnología, sino también capacitación de personal y transformación cultural en las empresas mexicanas, que comienzan a ver el valor de la inversión tecnológica como parte del crecimiento sostenible.
Movilidad sustentable y reducción de emisiones
Otra gran influencia europea en la logística mexicana es el enfoque en la sostenibilidad. Europa ha sido pionera en la implementación de políticas de transporte ecológico, como el uso de vehículos eléctricos, normas estrictas sobre emisiones contaminantes y el impulso al transporte ferroviario y fluvial como alternativas al transporte por carretera. Ciudades como Oslo, París o Berlín han demostrado que es posible reducir la huella de carbono sin sacrificar eficiencia.
México ha comenzado a adoptar algunas de estas políticas, especialmente en sectores donde el impacto ambiental es más visible. Por ejemplo, la Ciudad de México ha impulsado el uso de camiones eléctricos para reparto urbano de última milla y se están desarrollando zonas logísticas urbanas con horarios y rutas optimizadas para disminuir la congestión y las emisiones. Además, varias empresas mexicanas han comenzado a realizar mediciones de su huella de carbono, alineándose con los objetivos del Acuerdo de París y otras normativas internacionales.
El transporte ferroviario, que en Europa representa más del 18% del transporte de mercancías, también ha retomado relevancia en México con proyectos como el Tren Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y la modernización de líneas ferroviarias clave en el norte del país. Estos esfuerzos buscan reducir la dependencia del transporte carretero, que representa actualmente el 81% del movimiento de carga nacional y es el más contaminante.
Además, México ha comenzado a aplicar el concepto de “logística verde” promovido en Europa, que implica desde el uso de embalajes reciclables hasta el diseño de rutas con algoritmos que optimizan el consumo de combustible. Aunque todavía hay un largo camino por recorrer, las primeras señales indican un cambio estructural que responde a las demandas de consumidores más conscientes y normativas globales más estrictas.
Intermodalidad y colaboración entre sectores
Una característica clave del modelo logístico europeo es la intermodalidad: la combinación eficiente de diferentes medios de transporte (camión, tren, barco, avión) para reducir tiempos, costos y emisiones. En países como Bélgica o Italia, los corredores logísticos combinan rutas terrestres y marítimas con una infraestructura optimizada y políticas públicas que favorecen la cooperación entre empresas y autoridades.
México ha comenzado a aplicar este enfoque, especialmente en regiones estratégicas como el norte del país y el corredor del Bajío. Los parques industriales están siendo diseñados cerca de puertos, ferrocarriles y autopistas, siguiendo un modelo de hubs logísticos integrados. Por ejemplo, el puerto de Lázaro Cárdenas en Michoacán ya cuenta con una terminal intermodal que permite transferencias directas entre buques y trenes, reduciendo los costos logísticos en más del 25%.
Además, el gobierno y el sector privado han comenzado a trabajar de forma más coordinada. Iniciativas como la Alianza para la Logística Innovadora de México (ALIM) buscan replicar modelos de gobernanza europeos donde se fomenta la cooperación público-privada para planificar rutas, desarrollar infraestructura y compartir datos. Esto ha permitido mejoras notables en el seguimiento de envíos, reducción de tiempos de espera en aduanas y un uso más eficiente de los recursos logísticos.
La digitalización también ha jugado un rol importante en esta transformación. Inspiradas por plataformas como las utilizadas en Rotterdam o Hamburgo, empresas mexicanas están adoptando soluciones de visibilidad en tiempo real, gestión automatizada de flotas y predicción de demanda para tomar decisiones más rápidas y acertadas.

Conclusión
Las tendencias logísticas que México ha comenzado a adoptar desde Europa reflejan una evolución natural en la búsqueda de eficiencia, sostenibilidad y competitividad. Desde la automatización de almacenes hasta el transporte ecológico y la intermodalidad, el país se encuentra en una etapa clave de transformación. Aunque los desafíos aún son grandes, la experiencia europea ofrece un mapa probado que permite adaptar soluciones a la realidad mexicana. A medida que la tecnología avanza y el comercio global exige estándares más altos, seguir el ejemplo de Europa en logística se convierte no solo en una opción estratégica, sino en una necesidad para mantener el ritmo en un mundo en constante movimiento.