Durante Semana Santa y Pascua, México experimenta uno de los mayores desplazamientos de personas del año. Tan solo en 2023, más de 10 millones de turistas nacionales e internacionales se movilizaron por el país en estas fechas, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo. Este enorme flujo de personas requiere una logística de seguridad integral y bien orquestada para garantizar la protección en carreteras, centros turísticos, eventos religiosos y playas. La logística de seguridad se convierte, en este contexto, en una operación crítica que involucra la participación de múltiples niveles de gobierno, fuerzas armadas, cuerpos de emergencia y sectores privados. Desde hace décadas, la Semana Santa ha sido un periodo clave para el turismo nacional, y también una época donde las estadísticas de accidentes viales, robos y situaciones de riesgo tienden a aumentar. Por ello, la planeación de la seguridad comienza semanas antes y se activa con la colaboración de instituciones como la Guardia Nacional, Protección Civil, Cruz Roja Mexicana, la Marina y las policías estatales y municipales. En conjunto, estos cuerpos de seguridad despliegan miles de elementos, unidades móviles, helicópteros, ambulancias y centros de atención para vigilar rutas estratégicas y puntos de alta concentración turística.
La logística de seguridad no solo implica presencia física, sino también inteligencia, monitoreo satelital, comunicación digital y una capacidad de respuesta inmediata en caso de emergencias. Esta coordinación debe adaptarse a las condiciones cambiantes del clima, la movilidad urbana, los aforos masivos en celebraciones religiosas y la creciente demanda de servicios en zonas costeras, rurales o urbanas.

Planeación estratégica y despliegue territorial coordinado
El primer paso en la logística de seguridad para Semana Santa es la identificación de zonas prioritarias. Estas incluyen playas, autopistas, terminales de autobuses, aeropuertos, zonas arqueológicas y templos religiosos. En lugares como Acapulco, Cancún, Mazatlán, Oaxaca, San Luis Potosí, Taxco o la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México, se espera una afluencia de cientos de miles de personas. La cobertura preventiva y operativa requiere una planeación que contemple diferentes escenarios, desde bloqueos viales hasta evacuaciones por fenómenos naturales.
Para 2024, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana anunció la movilización de más de 95 mil elementos en todo el país. Solo la Guardia Nacional desplegará cerca de 30 mil efectivos, apoyados por 4 mil patrullas y unidades especializadas en rescate, tránsito y atención a víctimas. Este operativo también contempla puntos de revisión, módulos de atención médica y la vigilancia aérea con drones y helicópteros en zonas de difícil acceso.
El uso de tecnología se ha convertido en un eje fundamental. Por ejemplo, se ha instalado una red de cámaras con reconocimiento facial en varios puntos turísticos para detectar personas con órdenes de aprehensión o alertas migratorias. En las carreteras federales, sensores y radares controlan la velocidad vehicular y alertan sobre accidentes o embotellamientos. También se cuenta con el sistema C5 en estados como la Ciudad de México, Estado de México o Jalisco, desde donde se coordina en tiempo real la respuesta ante cualquier incidente.
Los operativos se articulan con calendarios religiosos y eventos masivos. En Iztapalapa, por ejemplo, donde se celebra una de las procesiones más grandes de Latinoamérica con más de 2 millones de asistentes, se instalan anillos de seguridad, rutas médicas, unidades de tránsito y vigilancia con más de 5 mil efectivos. Además, se integran sistemas de comunicación para mantener informada a la población mediante redes sociales, altavoces y aplicaciones móviles de seguridad ciudadana.
Prevención de riesgos y atención médica oportuna
La logística de seguridad no se limita a la vigilancia policial. Uno de los mayores retos es la prevención de riesgos para la salud, accidentes en carretera, intoxicaciones, ahogamientos o deshidrataciones. Por ello, instituciones como la Cruz Roja y Protección Civil despliegan módulos de primeros auxilios, ambulancias y brigadas en zonas turísticas. En 2023, la Cruz Roja reportó haber brindado más de 42 mil atenciones médicas durante las dos semanas del periodo vacacional, con especial énfasis en estados como Veracruz, Guerrero y Quintana Roo.
Parte importante de la estrategia de prevención es la difusión de recomendaciones a la población. Se promueve el uso del cinturón de seguridad, evitar conducir bajo efectos del alcohol, respetar los límites de velocidad, hidratarse, cuidar a menores de edad en lugares concurridos, y respetar las indicaciones de salvavidas en playas y balnearios. Las redes sociales se han convertido en aliadas para distribuir mensajes de prevención con alcance nacional en tiempo real.
También se refuerza la atención en carreteras. Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) implementa operativos en las principales vías de peaje, con grúas, paramédicos y asistencia mecánica gratuita a disposición de los automovilistas. En 2022, CAPUFE atendió más de 12 mil incidentes carreteros durante Semana Santa, evitando mayores consecuencias gracias a una respuesta oportuna. Esta capacidad de respuesta es posible gracias a una logística anticipada que incluye monitoreo constante, abastecimiento de combustible para unidades de emergencia y turnos de 24 horas.
La Red Hospitalaria también se encuentra en alerta. Los hospitales de segundo y tercer nivel aumentan su personal y camas disponibles para atender emergencias, especialmente en traumatología, quemaduras, cardiología y toxicología. El IMSS y el ISSSTE activan protocolos especiales para urgencias y brindan atención continua en unidades cercanas a las zonas turísticas. En algunos destinos, como Cancún o Puerto Vallarta, se cuenta con hospitales móviles o clínicas temporales para apoyar la demanda adicional.
Coordinación interinstitucional y participación ciudadana
Uno de los grandes aprendizajes en la logística de seguridad durante Semana Santa es que ninguna institución puede operar por sí sola. La coordinación interinstitucional es clave para evitar duplicidad de esfuerzos, vacíos operativos o confusión entre cuerpos de seguridad. Por ello, desde semanas antes se realizan mesas de trabajo entre autoridades federales, estatales y municipales, así como organismos privados como asociaciones de hoteles, transportistas y operadores turísticos.
Estas mesas permiten alinear rutas de transporte, protocolos de emergencia, horarios de eventos y planes de contingencia. Por ejemplo, si se prevé una movilización masiva hacia una playa o templo, se ajustan las frecuencias del transporte público, se restringe la circulación en ciertas zonas y se colocan rutas de evacuación bien señalizadas. También se realiza un censo de recursos disponibles, como ambulancias, hidrantes, radios, personal de apoyo y vehículos de rescate.
La participación ciudadana es otro elemento fundamental. Se fomenta la cultura de la autoprotección, el reporte inmediato de incidentes y el uso de líneas de emergencia como el 911. También se ha promovido el uso de apps oficiales como “Alerta Plateada” o “SOS CDMX” para reportar extravío de personas o recibir asistencia rápida. En 2023, más de 1.8 millones de ciudadanos utilizaron estas herramientas durante la temporada.
La comunicación constante con los medios de comunicación también forma parte de la logística de seguridad. Se emiten boletines diarios con el estado de las carreteras, clima, recomendaciones, zonas de riesgo y reportes de incidentes. De esta forma, los ciudadanos pueden tomar decisiones informadas y planificar sus actividades de forma segura.

Conclusión
La Semana Santa y la Pascua representan un reto logístico monumental para la seguridad pública en México. Con millones de personas desplazándose por todo el país, la planificación estratégica, la coordinación entre instituciones y el uso de tecnología son esenciales para garantizar un periodo vacacional seguro. La logística de seguridad en estas fechas demuestra la capacidad del Estado y de la sociedad para trabajar juntos, prever riesgos y actuar con rapidez ante cualquier eventualidad. A medida que el turismo y la movilidad nacional sigan creciendo, será vital seguir innovando y mejorando esta gran operación logística que salva vidas y protege a millones de personas.