El puerto de Acapulco ha sido durante siglos una pieza central del comercio marítimo en México. Ubicado en el estado de Guerrero, este puerto no solo es un destino turístico de renombre mundial, sino también una instalación estratégica para la logística nacional e internacional. Aunque su fama como punto turístico ha opacado en ocasiones su importancia comercial, Acapulco juega un papel fundamental en la conectividad del Pacífico mexicano, facilitando el movimiento de mercancías, impulsando la economía local y funcionando como enlace entre México y otros países de Asia y América.

Historia y transformación logística del puerto de Acapulco
Desde el siglo XVI, Acapulco ha sido protagonista en el comercio internacional. Fue el puerto de llegada de la Nao de China, o Galeón de Manila, que estableció un puente comercial entre Asia y América durante más de 250 años. Esta ruta marítima, considerada una de las más importantes del mundo en su época, trajo consigo no solo mercancías, sino también influencias culturales, económicas y tecnológicas que marcaron el desarrollo de México.
En tiempos modernos, aunque otros puertos como Manzanillo o Lázaro Cárdenas han tomado protagonismo en la carga masiva de contenedores, Acapulco ha evolucionado para especializarse en ciertos rubros logísticos. En particular, se ha consolidado como el principal puerto de México para la importación de vehículos. Datos de la Secretaría de Marina y de la Administración del Sistema Portuario Nacional Acapulco (ASIPONA Acapulco) señalan que en 2022 se movieron por este puerto más de 500 mil unidades automotrices, lo que lo posiciona como líder en este segmento a nivel nacional.
Su infraestructura incluye patios especializados, rampas Ro-Ro (roll-on/roll-off) y conexiones viales directas a la red carretera del país, permitiendo una rápida distribución hacia los centros de consumo más importantes. La logística de importación de autos es particularmente sensible a los tiempos de entrega y condiciones de transporte, por lo que la capacidad del puerto de Acapulco para manejar grandes volúmenes de forma ágil es una ventaja competitiva clave.
La modernización del puerto ha sido constante. En años recientes se han invertido más de 1,000 millones de pesos en mejorar la infraestructura portuaria, incluyendo dragados, ampliación de patios, modernización de terminales y mejora de los sistemas de control aduanal. Además, se han integrado soluciones tecnológicas que permiten una mejor trazabilidad de la carga y optimización de operaciones.
Conectividad terrestre y aérea, soporte para la cadena de suministro
Uno de los grandes aciertos logísticos del puerto de Acapulco es su integración con otras vías de transporte, lo que lo convierte en un nodo intermodal eficiente. La carretera del Sol, que conecta Acapulco con la Ciudad de México, permite el traslado rápido de mercancías hacia el centro del país, lo que resulta vital para la distribución de productos automotrices y mercancías importadas.
Aunque la distancia entre Acapulco y los polos industriales del Bajío y del norte del país es considerable, los tiempos de traslado por carretera siguen siendo competitivos, gracias a las condiciones de la vía. A esto se suma el Aeropuerto Internacional de Acapulco, que aunque está más enfocado al turismo, también puede ser utilizado para el transporte de carga urgente o perecedera en casos puntuales.
Además, el puerto forma parte del Corredor Pacífico, una iniciativa de integración logística impulsada por el gobierno federal para mejorar la conectividad entre los puertos del Pacífico y los estados del centro del país. Esto ha despertado interés en desarrolladores logísticos, operadores y empresas navieras, quienes ven en Acapulco una oportunidad de diversificación frente a la saturación de otros puertos más grandes.
Uno de los proyectos más prometedores ha sido la ampliación de la zona portuaria para permitir el atraque de embarcaciones de mayor calado. Con esta mejora, Acapulco ha empezado a recibir buques de carga más grandes, lo que incrementa su capacidad de operación y lo vuelve más competitivo frente a otros puntos de entrada del Pacífico mexicano.
Aunque aún está lejos de competir en volumen total con puertos como Manzanillo o Lázaro Cárdenas, Acapulco ha sabido especializarse y encontrar su nicho en el sector logístico nacional. La tendencia es clara: los puertos con operaciones diversificadas y visión estratégica serán los más resilientes y sostenibles en el mediano y largo plazo.
Impacto económico y proyección del puerto en el desarrollo nacional
Más allá de su función operativa, el puerto de Acapulco tiene un impacto económico directo en la región y en el país. Genera miles de empleos, tanto directos como indirectos, relacionados con actividades portuarias, transporte, logística, servicios aduanales, mantenimiento, seguridad y comercio. Según estimaciones del INEGI y de la Secretaría de Economía del estado de Guerrero, la operación portuaria representa alrededor del 5% del PIB estatal.
Adicionalmente, el puerto sirve como plataforma para proyectos de exportación, especialmente de productos agroindustriales y pesqueros, que encuentran en el Pacífico una vía rápida hacia mercados como Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Esta función exportadora ha sido impulsada por la creciente demanda internacional de productos frescos mexicanos, como el mango, el aguacate y el camarón, todos cultivados en regiones cercanas al puerto.
Un aspecto interesante es que Acapulco también ha incursionado en la logística de cruceros, lo que agrega valor económico por medio del turismo internacional. Si bien esta actividad no es estrictamente logística en términos de carga, sí requiere una coordinación avanzada en la llegada y salida de buques, gestión de pasajeros y provisiones. En 2019, el puerto recibió más de 50 cruceros internacionales, con un impacto directo en el comercio local y los servicios.
De cara al futuro, el gobierno federal ha planteado la posibilidad de fortalecer la capacidad logística del puerto como parte de la estrategia nacional para impulsar el comercio marítimo. La visión es que Acapulco, junto con otros puertos medianos, pueda descongestionar las rutas comerciales actuales y ofrecer alternativas más ágiles para ciertos tipos de carga.
Además, la ubicación geográfica del puerto le da un potencial importante como punto de enlace con Centroamérica. En el marco de la Alianza del Pacífico y otros tratados comerciales regionales, Acapulco podría convertirse en un punto logístico de transferencia para mercancías que cruzan el continente, especialmente si se continúa invirtiendo en infraestructura y conectividad multimodal.

Conclusión
El puerto de Acapulco es mucho más que un destino turístico de playa: es una plataforma logística con un legado histórico y un potencial estratégico para México. Su especialización en la importación de vehículos, su conectividad terrestre, su capacidad de modernización y su impacto económico lo convierten en una pieza relevante en la red portuaria nacional. Para fortalecer su papel en la logística del país, será necesario seguir invirtiendo en infraestructura, tecnología y capacitación, al mismo tiempo que se fomenta la integración con otras zonas económicas. En un mundo donde la eficiencia logística define la competitividad de las naciones, Acapulco tiene todo para seguir navegando con rumbo firme.