La industria de la moda rápida ha transformado el consumo global de ropa, democratizando el acceso a las últimas tendencias a precios accesibles y con tiempos de entrega cada vez más cortos. Sin embargo, este modelo ha generado una consecuencia colateral significativa: el incremento masivo de devoluciones, un fenómeno que plantea retos logísticos y un alto impacto ambiental. Empresas como Shein, Zara y H&M enfrentan el desafío de gestionar millones de prendas que regresan a sus almacenes, obligándolas a repensar sus procesos logísticos, políticas de sostenibilidad y estrategias comerciales.

El crecimiento de las devoluciones en la moda rápida
El auge del comercio electrónico, impulsado por la pandemia y las plataformas digitales, ha disparado las tasas de devolución en la moda rápida. Según un estudio de Statista, el 40% de las compras de ropa online en Europa y Estados Unidos se devuelven, una cifra que supera ampliamente a otros sectores de retail. Este fenómeno está vinculado a prácticas como la compra múltiple para prueba de tallas, el uso de prendas para eventos puntuales y las expectativas de envío y devolución gratuitos.
Shein, la gigante china de la moda ultrarrápida, procesa millones de pedidos diarios y ha tenido que construir una infraestructura logística global capaz de manejar altos volúmenes de retornos. Su modelo «test and repeat» lanza miles de nuevos productos semanalmente, lo que incrementa la rotación de inventario y la complejidad de las devoluciones. Según reportes internos filtrados, solo en 2023 Shein procesó devoluciones equivalentes al 18% de su volumen total de ventas.
Zara y H&M, con modelos de negocio más integrados en tiendas físicas y comercio electrónico, han experimentado un aumento sostenido en devoluciones online, especialmente tras la adopción de envíos gratuitos y devoluciones sin costo en tienda. Para enfrentar este fenómeno, ambas compañías han comenzado a cobrar por devoluciones online en ciertos mercados europeos, buscando desincentivar las devoluciones masivas y recuperar parte de los costos logísticos asociados.
El impacto logístico y ambiental de las devoluciones masivas
Cada devolución implica una cadena logística inversa que consume recursos y genera emisiones de carbono. Las prendas devueltas deben ser transportadas de vuelta a centros de distribución, inspeccionadas, reacondicionadas o descartadas, y reintroducidas al inventario o canalizadas hacia outlets, liquidaciones o donaciones. Según datos de Optoro, empresa especializada en logística inversa, solo el 50% de las devoluciones en moda se revenden al precio original, mientras que el resto sufre descuentos o termina como desperdicio.
Este proceso no solo incrementa los costos operativos, sino que agrava el impacto ambiental de la moda rápida. La Fundación Ellen MacArthur estima que cada año se desechan 92 millones de toneladas de desechos textiles a nivel mundial, y las devoluciones contribuyen significativamente a esta cifra. El transporte adicional asociado a las devoluciones también aumenta la huella de carbono de cada prenda, contrarrestando los esfuerzos de sostenibilidad anunciados por las marcas.
Empresas como H&M han intentado mitigar este impacto con programas de reciclaje y reventa, ofreciendo incentivos a clientes que devuelven ropa usada en tiendas. Zara ha desarrollado plataformas para revender prendas de segunda mano en mercados selectos, mientras que Shein ha lanzado programas piloto de «Shein Exchange» para fomentar la reventa entre consumidores. Sin embargo, estos esfuerzos aún son incipientes frente al volumen total de producción y devoluciones.

Estrategias y retos para una logística de devoluciones más sostenible
Ante este panorama, las marcas están explorando estrategias logísticas y tecnológicas para reducir el volumen y costo de las devoluciones. La implementación de herramientas de talla virtual, probadores digitales y análisis de datos de devoluciones busca reducir los errores de compra por tallaje o expectativa. Según un reporte de McKinsey, las marcas que integran soluciones digitales para personalizar recomendaciones logran reducir las devoluciones hasta en un 15%.
Por otro lado, algunas marcas están trasladando parte del costo de las devoluciones al consumidor, cobrando tarifas por devoluciones online mientras mantienen gratuitas las devoluciones en tienda física. Este enfoque no solo busca reducir los retornos, sino también canalizar el tráfico hacia las tiendas, donde los clientes podrían realizar compras adicionales.
En la logística inversa, empresas como Zara y H&M han invertido en centros especializados para procesar devoluciones de manera más eficiente, automatizando procesos de clasificación y reacondicionamiento. La optimización de rutas de transporte, la consolidación de devoluciones y el uso de transporte de bajas emisiones son otras iniciativas en desarrollo para reducir la huella ambiental.
Sin embargo, expertos en sostenibilidad advierten que mientras la producción siga creciendo a los ritmos actuales, las mejoras en logística de devoluciones solo mitigarán parcialmente el impacto ambiental. La solución de fondo, argumentan, pasa por repensar el modelo de consumo y producción, promoviendo una moda más duradera, circular y consciente.
En conclusión, la revolución de la moda rápida y las devoluciones masivas plantean un reto logístico y ambiental que las grandes marcas están comenzando a enfrentar con estrategias mixtas de tecnología, infraestructura y cambio de políticas. El futuro de la moda sostenible dependerá de encontrar un equilibrio entre la accesibilidad, la rentabilidad y el respeto por los límites del planeta.