La Cuaresma, que abarca 40 días desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Pascua, es un periodo clave para la industria pesquera, especialmente en países con una fuerte tradición católica como México, España y gran parte de América Latina. Durante este tiempo, millones de personas optan por consumir pescado y mariscos en lugar de carne roja, lo que genera un incremento en la demanda de productos del mar que puede superar el 50 % en comparación con otras épocas del año, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este aumento de consumo representa un desafío logístico para toda la cadena de suministro pesquera, desde la captura en alta mar hasta la distribución en mercados locales e internacionales. La eficiencia en la logística es clave para garantizar la frescura, la calidad y la seguridad alimentaria, así como para evitar pérdidas económicas y reducir el desperdicio de productos perecederos.

Gestión de la cadena de frío para garantizar la frescura del producto
Uno de los aspectos más críticos en la logística de la industria pesquera es la gestión de la cadena de frío. El pescado es un producto altamente perecedero que debe mantenerse a temperaturas entre 0 °C y 4 °C para evitar la proliferación de bacterias y conservar su frescura.
En países como México, donde el consumo de pescado aumenta hasta un 40 % durante la Cuaresma, las empresas pesqueras han implementado sistemas de refrigeración desde el momento de la captura hasta la entrega final en los puntos de venta. Los barcos pesqueros están equipados con sistemas de congelación rápida que mantienen el pescado a temperaturas adecuadas desde el momento en que se extrae del mar.
Posteriormente, los productos son transportados en camiones refrigerados que cuentan con sensores para monitorear la temperatura en tiempo real. Según la Asociación Nacional de Transporte Refrigerado, el uso de esta tecnología ha reducido en un 30 % las pérdidas de producto por deterioro durante el trayecto.
En regiones como Sinaloa y Sonora, líderes en la producción de camarón y atún, las cooperativas pesqueras han invertido en plantas de procesamiento que cuentan con túneles de congelación rápida y almacenes frigoríficos que pueden almacenar hasta 100 toneladas de producto a temperaturas de -20 °C. Esto no solo asegura la frescura del pescado, sino que también permite abastecer mercados internacionales como Estados Unidos y Europa, donde la demanda de mariscos mexicanos aumenta un 35 % durante la Cuaresma.
Coordinación con proveedores y puntos de venta para evitar desabasto
La alta demanda de productos pesqueros durante la Cuaresma requiere una coordinación efectiva entre pescadores, mayoristas, minoristas y supermercados. En países como España, donde el consumo de mariscos se incrementa un 60 % en Semana Santa, la logística comienza meses antes con la planificación de las capturas y el almacenamiento estratégico.
Un ejemplo exitoso es el Puerto de Vigo, en Galicia, uno de los centros pesqueros más importantes de Europa. Aquí, los operadores logísticos han implementado un sistema de trazabilidad digital que permite a los minoristas rastrear el origen del pescado y garantizar su calidad. Este sistema ha reducido en un 20 % las pérdidas por productos dañados o en mal estado durante el transporte.
En América Latina, mercados como La Nueva Viga en Ciudad de México, considerado el mercado de productos del mar más grande del continente, reciben hasta 500 toneladas diarias de mariscos durante la Cuaresma. Para evitar la saturación y garantizar una distribución eficiente, los transportistas utilizan rutas logísticas optimizadas que reducen los tiempos de entrega en un 25 %.
Además, los supermercados han implementado estrategias de compra anticipada y almacenamiento en cámaras frigoríficas para evitar desabastos. Cadenas como Walmart y Soriana en México han reportado un aumento del 30 % en sus ventas de pescado fresco durante este periodo gracias a una mejor planificación logística.
Exportación y cumplimiento de normativas sanitarias
La industria pesquera no solo enfrenta la demanda local, sino que también debe abastecer mercados internacionales que incrementan sus importaciones durante la Cuaresma. Perú y Chile, principales exportadores de pescado en América Latina, han visto un aumento del 35 % en sus envíos de productos pesqueros a Estados Unidos y Europa durante esta temporada.
El transporte marítimo es la principal vía para la exportación de productos del mar, pero requiere una logística precisa para garantizar la conservación del producto. Las empresas peruanas han adoptado contenedores con sistemas de atmósfera controlada, que mantienen niveles óptimos de oxígeno y humedad, prolongando la frescura del pescado durante trayectos de hasta 30 días.
Además, el cumplimiento de normativas sanitarias internacionales es fundamental para evitar rechazos en aduanas. La Unión Europea, por ejemplo, exige que los productos pesqueros cumplan con el estándar HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control), lo que implica auditorías regulares en las plantas de procesamiento y el control estricto de la cadena de frío.
Empresas chilenas que han implementado este sistema han logrado aumentar sus exportaciones en un 25 % y reducir en un 40 % las devoluciones de productos por incumplimiento de normativas sanitarias.

Conclusión
La logística de la industria pesquera durante la Cuaresma es un proceso complejo que involucra desde la captura en alta mar hasta la distribución final en los puntos de venta. La gestión eficiente de la cadena de frío, la coordinación con proveedores y la exportación cumpliendo normativas internacionales son clave para satisfacer la alta demanda de productos del mar durante este periodo. Al optimizar estos procesos logísticos, las empresas pesqueras no solo garantizan la frescura y calidad del producto, sino que también maximizan sus ganancias y fortalecen su presencia en mercados internacionales. La inversión en tecnología, transporte refrigerado y sistemas de trazabilidad ha permitido reducir las pérdidas, mejorar la seguridad alimentaria y responder de manera efectiva a las exigencias del mercado global en una de las temporadas más críticas para el sector pesquero.