El déficit comercial en 2024 ha alcanzado niveles alarmantes y uno de los factores clave detrás de este fenómeno es el fallo en la logística. Las interrupciones en la cadena de suministro, la falta de infraestructura adecuada y los desafíos en el transporte internacional han exacerbado la situación, afectando tanto a importadores como exportadores. A continuación, exploramos cómo la logística está contribuyendo a este problema y qué medidas podrían tomarse para mitigarlo.

Problemas en la cadena de suministro
Uno de los mayores retos que enfrenta la logística actual es la interrupción constante de la cadena de suministro. Durante los últimos años, hemos visto cómo la pandemia de COVID-19 provocó una serie de problemas logísticos que aún no se han resuelto completamente. Según el Banco Mundial, las interrupciones en la cadena de suministro global han provocado un aumento en los costos de transporte de hasta un 350% en comparación con los niveles previos a la pandemia.
Las restricciones de movimiento y las cuarentenas impuestas a nivel mundial afectaron significativamente la producción y distribución de bienes. La escasez de contenedores, por ejemplo, ha sido un problema constante, lo que ha llevado a retrasos significativos y al aumento de los costos de transporte. Según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), estos retrasos han incrementado los costos de envío, lo que a su vez ha afectado los precios de los productos finales.
La situación no mejoró significativamente en 2023, y en 2024, estamos viendo las secuelas. La congestión en los puertos, particularmente en los principales centros de comercio como Los Ángeles y Shanghái, ha resultado en tiempos de espera prolongados para los buques, aumentando los costos operativos. Este problema de congestión no solo retrasa la entrega de bienes, sino que también crea un efecto dominó que afecta a toda la cadena de suministro, desde los fabricantes hasta los minoristas y, finalmente, los consumidores.
Infraestructura deficiente
La falta de infraestructura adecuada es otro factor que contribuye al fallo logístico y, en consecuencia, al déficit comercial. En muchos países, la infraestructura de transporte no ha podido mantenerse al ritmo del crecimiento del comercio internacional. Las carreteras en mal estado, los puertos congestionados y la falta de almacenamiento adecuado son problemas comunes que obstaculizan el flujo eficiente de bienes.
En América Latina, por ejemplo, la calidad de la infraestructura logística es un tema recurrente. Según el índice de desempeño logístico del Banco Mundial, muchos países de la región tienen calificaciones bajas en términos de infraestructura, lo que impacta negativamente su competitividad. La falta de inversión en infraestructura no solo ralentiza el movimiento de mercancías, sino que también aumenta los costos operativos para las empresas, que deben buscar alternativas más costosas para transportar sus productos.
En África, la situación es similar. La infraestructura ferroviaria y vial es insuficiente para soportar el creciente volumen de comercio. Según la Comisión Económica para África de las Naciones Unidas (UNECA), solo el 30% de las carreteras en África están pavimentadas, lo que dificulta el transporte eficiente de mercancías dentro del continente y hacia los puertos para la exportación. Esta falta de infraestructura adecuada no solo afecta el comercio intra-africano, sino que también limita la capacidad de los países africanos para participar plenamente en el comercio global.
Desafíos en el transporte internacional
El transporte internacional enfrenta múltiples desafíos que complican aún más la situación logística. La volatilidad en los precios del combustible, las regulaciones ambientales más estrictas y los problemas geopolíticos son factores que han afectado la eficiencia del transporte de mercancías a nivel global. El aumento en los costos de combustible, por ejemplo, ha llevado a un incremento en las tarifas de transporte, lo que repercute en el costo final de los productos.
Además, las tensiones comerciales entre grandes potencias, como Estados Unidos y China, han generado incertidumbre en el comercio internacional. Las tarifas arancelarias impuestas entre ambos países han afectado a diversos sectores, desde la tecnología hasta la agricultura, complicando aún más la logística para las empresas que dependen de las cadenas de suministro globales. Por ejemplo, en 2022, Estados Unidos impuso aranceles adicionales a productos tecnológicos importados de China, lo que llevó a un aumento en los costos de producción para las empresas estadounidenses que dependen de componentes chinos.
Otro desafío importante es la sostenibilidad. Con la creciente presión para reducir las emisiones de carbono, las empresas de transporte se ven obligadas a adoptar prácticas más sostenibles, lo que puede aumentar los costos a corto plazo. La implementación de nuevas tecnologías, como los vehículos eléctricos y los biocombustibles, requiere inversiones significativas. Aunque estos cambios son necesarios para abordar la crisis climática, presentan desafíos financieros y logísticos para las empresas en el corto plazo.
Medidas para mitigar el problema
Para abordar el problema logístico y reducir el déficit comercial, es fundamental implementar una serie de medidas estratégicas. En primer lugar, es crucial invertir en infraestructura. Los gobiernos deben priorizar la mejora y expansión de carreteras, puertos y almacenes para facilitar un flujo más eficiente de bienes. Además, el uso de tecnologías avanzadas como el Internet de las Cosas (IoT) y la inteligencia artificial puede optimizar las cadenas de suministro, mejorando la visibilidad y la gestión de inventarios.
Un ejemplo notable es el puerto de Rotterdam, que ha implementado tecnologías IoT para monitorear y gestionar el tráfico de buques en tiempo real. Esta innovación ha reducido significativamente los tiempos de espera y ha mejorado la eficiencia operativa del puerto, convirtiéndolo en uno de los más avanzados del mundo.
En segundo lugar, la colaboración entre el sector público y privado es esencial para crear soluciones logísticas más robustas. Las alianzas entre empresas y gobiernos pueden ayudar a desarrollar sistemas de transporte más resilientes y sostenibles. Por ejemplo, la implementación de políticas que incentiven el uso de energías renovables en el transporte podría reducir la dependencia del combustible fósil y disminuir los costos a largo plazo.
Un caso de éxito es la iniciativa conjunta entre el gobierno de Dinamarca y empresas privadas para desarrollar infraestructuras de energía eólica y su integración en el sistema de transporte marítimo. Esta colaboración ha permitido la creación de rutas de transporte más sostenibles y ha reducido significativamente las emisiones de carbono del sector.
La diversificación de mercados y proveedores es una estrategia clave para mitigar los riesgos asociados con las interrupciones en la cadena de suministro. Las empresas deben explorar nuevos mercados y establecer relaciones con múltiples proveedores para reducir su vulnerabilidad ante problemas logísticos en una región específica. La pandemia de COVID-19 demostró la importancia de esta diversificación, ya que muchas empresas que dependían de un solo proveedor enfrentaron grandes desafíos cuando ese proveedor no pudo cumplir con sus compromisos debido a cierres o restricciones.

Conclusión
El fallo en la logística ha jugado un papel significativo en el aumento del déficit comercial en 2024. Las interrupciones en la cadena de suministro, la infraestructura deficiente y los desafíos en el transporte internacional son factores que han exacerbado la situación. Sin embargo, con inversiones adecuadas en infraestructura, la adopción de tecnologías avanzadas y una mayor colaboración entre el sector público y privado, es posible mitigar estos problemas y mejorar la eficiencia logística, reduciendo así el déficit comercial y fortaleciendo la economía global.