En logística, lo que no se mide no se puede mejorar. Y aunque muchas empresas revisan sus indicadores mensuales, pocas tienen el hábito de hacerlo cada semana. Sin embargo, una operación que no monitorea sus variables críticas con frecuencia tiende a desviarse, acumular errores y perder eficiencia. Por eso, establecer un set de indicadores logísticos semanales es una de las decisiones más rentables que puede tomar cualquier operación.
El objetivo no es llenar a tu equipo de métricas, sino enfocarse en aquellas que realmente alertan a tiempo, te permiten tomar decisiones rápidas y te ayudan a identificar patrones. Incluso con pocos recursos o sin automatización avanzada, puedes empezar con indicadores simples pero contundentes que te muestren cómo está operando tu almacén.

Indicadores clave de entrada, salida y cumplimiento
El primer grupo de métricas importantes se relaciona con el flujo de entrada y salida. ¿Cuántos pedidos llegaron esta semana? ¿Cuántos salieron? ¿Cuántos se entregaron en tiempo y forma? Esta información te da un pulso inmediato de la operación. Si las salidas bajan respecto a la semana pasada sin que haya una razón clara, debes investigar qué está pasando: ¿fue un tema de inventario, de errores en picking, de saturación?
Otro indicador clave es el nivel de cumplimiento de pedidos. Aquí debes medir qué porcentaje de los pedidos salieron completos, sin errores y sin retrasos. Si esta métrica baja, es probable que haya un problema en surtido, en inventario mal ubicado o en validación de órdenes. Lo importante es reaccionar de inmediato, no esperar a que sea un problema acumulado a fin de mes.
Además, monitorea los rechazos por parte del cliente o las devoluciones logísticas por error en surtido. Aunque sean pocos, es mejor detectarlos semanalmente y corregir la causa raíz que esperar a que crezcan.
Inventario, capacidad y desempeño operativo
El segundo grupo de métricas se centra en el control de inventario. Aquí no se trata sólo de saber cuánto stock hay, sino si está en la ubicación correcta, si hay desbalances o si hay productos con más de cierto tiempo sin rotación. Un inventario mal ubicado afecta directamente el tiempo de surtido y puede derivar en errores o retrasos.
También es útil medir el nivel de ocupación del almacén, sobre todo si trabajas con posiciones pallet o zonas de racks específicas. Saber si estás al 60%, 80% o 100% de capacidad te permite anticipar decisiones: como reorganizar layouts, rentar espacio adicional o negociar mejores frecuencias de entrega con tus clientes.
Otro dato que vale la pena revisar es el desempeño del personal operativo. ¿Cuántos pedidos procesa cada picker por hora? ¿Qué tiempo promedio tarda el equipo en preparar un pedido? Si tienes turnos, ¿cuál es más eficiente? Estos indicadores, aunque parezcan internos, son clave para detectar ineficiencias o para premiar buenas prácticas.
Revisión y acción, no solo reporte
El mayor error con los indicadores logísticos es convertirlos en reportes que nadie revisa. Por eso, más allá de medir, es necesario establecer un ritual semanal para analizarlos. Puede ser una junta de 20 minutos los lunes por la mañana, en la que se muestren los 5 indicadores clave, se compare contra la semana anterior y se acuerde una acción para corregir o mantener.
Esa constancia es la que permite generar una cultura de mejora continua. Además, involucra al equipo operativo: cuando los indicadores se vuelven parte de su día a día y no sólo algo que ve el gerente, es más fácil que participen con ideas y soluciones.
Si aún no cuentas con un sistema automático, puedes llevar estos indicadores en una hoja de cálculo compartida. Lo importante no es la herramienta, sino el hábito. Medir cada semana te da agilidad, reacción rápida y una visión clara de si vas en la dirección correcta o no.

Una operación saludable se mide en tiempo real
En resumen, los indicadores logísticos no deben verse como un tema de auditoría o de control externo, sino como una brújula operativa. Si los revisas con frecuencia, te anticipas a los problemas y puedes tomar decisiones más certeras.
Y aunque medir puede parecer trabajo adicional, en realidad te ahorra tiempo y dinero al evitar desviaciones que luego cuestan mucho más corregir. En logística, la semana pasada ya no se puede cambiar, pero esta sí puedes mejorarla. Y todo empieza por saber cómo te fue, en qué fallaste y qué puedes ajustar hoy mismo.