Estados Unidos ha suspendido temporalmente la importación terrestre de ganado vacuno, equino y bisontes provenientes de México debido a un brote del gusano barrenador del Nuevo Mundo (Cochliomyia hominivorax). Esta medida, anunciada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) el 11 de mayo de 2025, tiene profundas repercusiones en la economía ganadera mexicana, el comercio bilateral y la seguridad sanitaria de ambos países. A continuación, se analiza el contexto del brote, sus impactos logísticos y comerciales, las reacciones binacionales y las perspectivas de solución.

Contexto del brote y la amenaza sanitaria
El gusano barrenador es una larva de mosca que representa una de las amenazas más graves para el ganado en el hemisferio occidental. Este parásito se introduce en heridas abiertas de animales de sangre caliente, donde las larvas se alimentan del tejido vivo, causando infecciones dolorosas, pérdida de peso, deterioro productivo y, en casos extremos, la muerte del animal. El daño económico es considerable, pues cada infestación implica tratamiento veterinario costoso, disminución del valor comercial del animal y riesgo de propagación a otros ejemplares.
Desde noviembre de 2024, autoridades sanitarias mexicanas han detectado focos de infestación en estados como Oaxaca y Veracruz. Aunque estas regiones se encuentran a más de 1,100 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, el USDA decidió implementar un bloqueo preventivo con el fin de proteger su hato ganadero, el cual fue declarado libre de la plaga desde la década de 1980. El gusano barrenador fue erradicado de EE. UU. mediante un programa binacional con México que involucró la liberación masiva de moscas estériles para interrumpir su ciclo reproductivo. Este esfuerzo costó más de 100 millones de dólares anuales durante su punto máximo de ejecución.
Impacto en el comercio binacional y la logística ganadera
La suspensión de importaciones afecta una de las cadenas agropecuarias más relevantes entre ambos países. México exporta anualmente más de un millón de cabezas de ganado en pie a Estados Unidos, con un valor superior a los mil millones de dólares. Estas exportaciones son fundamentales para los ganaderos de estados como Chihuahua, Coahuila, Sonora y Durango, donde el ganado se cría y prepara específicamente para su engorda en corrales estadounidenses antes de su sacrificio.
La decisión del USDA también impacta a los operadores logísticos que intervienen en el transporte de ganado vivo a través de los principales puertos terrestres de entrada, como Nuevo Laredo, Ciudad Juárez y Nogales. Transportistas, inspectores y veterinarios especializados verán reducido su volumen de trabajo durante el periodo de suspensión, lo que podría generar afectaciones laborales y disminución en la actividad económica regional.
Por su parte, los engordadores y mataderos en Texas, Nuevo México y Arizona también sufrirán consecuencias. La disminución en la oferta de ganado en pie podría elevar los precios en el mercado local y afectar la estabilidad de la industria cárnica estadounidense. A pesar de estas posibles complicaciones, la National Cattlemen’s Beef Association manifestó su apoyo a la medida del USDA, priorizando la bioseguridad del hato estadounidense.
Reacciones políticas y estrategias de contención
El gobierno de México expresó su desacuerdo con la decisión estadounidense, considerándola unilateral y contraria a los acuerdos de cooperación sanitaria binacional. El secretario de Agricultura, Julio Berdegué, señaló que la medida no responde a un riesgo real de propagación, y que los focos detectados están geográficamente lejanos de las rutas comerciales del ganado para exportación.
A su vez, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calificó la suspensión como «injusta» y reiteró el compromiso del país para colaborar con las autoridades estadounidenses en la erradicación del gusano barrenador. Sheinbaum anunció el fortalecimiento de las medidas fitosanitarias, incluyendo la intensificación de la vigilancia en puntos estratégicos, tratamientos sistemáticos en zonas afectadas y mayor inversión en programas de esterilización de moscas.
En respuesta, funcionarios estadounidenses señalaron que la suspensión es una acción temporal y que será revisada mensualmente en función del avance del control sanitario en México. De igual forma, el USDA ratificó su compromiso con el trabajo conjunto mediante el Comité Binacional de Sanidad Animal, que sesionará de manera extraordinaria para evaluar medidas alternativas que permitan reactivar las importaciones sin comprometer la seguridad sanitaria del ganado estadounidense.
Perspectivas de reactivación y lecciones para el futuro
La suspensión de importaciones de ganado mexicano estará vigente, en principio, por al menos dos semanas, con posibilidad de extensión dependiendo de los resultados en el control del brote. Las autoridades de ambos países confían en que las estrategias implementadas en el pasado, como la liberación de moscas estériles, puedan replicarse con efectividad en las zonas afectadas del sur de México.
El programa de control de gusano barrenador en la región ha sido considerado un ejemplo exitoso de cooperación internacional. Desde los años 90, EE. UU., México y Centroamérica han invertido recursos y compartido tecnologías para mantener bajo control esta plaga, que también representa un riesgo para la salud humana. La reactivación de esta colaboración binacional no solo es clave para el restablecimiento del comercio, sino para consolidar mecanismos duraderos de vigilancia sanitaria.
En paralelo, los productores mexicanos han solicitado apoyo gubernamental para mitigar las pérdidas derivadas de la suspensión. Algunas propuestas incluyen subsidios emergentes, créditos especiales, y la búsqueda de mercados alternativos en Asia y América del Sur. Por su parte, Estados Unidos podría flexibilizar los requisitos de ingreso para ganado de países considerados libres de la plaga, como Canadá, para suplir el déficit temporal.
Este episodio pone de manifiesto la vulnerabilidad del comercio agropecuario internacional frente a amenazas sanitarias. La globalización de los alimentos requiere protocolos de respuesta rápida, transparencia informativa y coordinación entre gobiernos. En ese sentido, el caso del gusano barrenador podría ser una oportunidad para reforzar los sistemas de vigilancia conjunta, implementar tecnologías de monitoreo remoto y fomentar la capacitación técnica continua de inspectores, veterinarios y productores.

En conclusión, la suspensión de importaciones de ganado mexicano por parte de Estados Unidos debido al brote de gusano barrenador es un asunto de gran relevancia que trasciende lo comercial. Involucra aspectos sanitarios, políticos y logísticos que requieren una gestión diplomática efectiva y una solución técnica coordinada. El restablecimiento del comercio dependerá de la capacidad de ambos países para restaurar la confianza, contener la plaga y fortalecer los lazos de cooperación en beneficio de la seguridad alimentaria continental.