En un almacén, no todo es cuestión de espacio disponible. La ubicación de cada pallet, caja o artículo dentro del layout tiene un impacto directo en la eficiencia operativa y en los costos asociados. Un producto mal ubicado puede parecer un problema menor, pero a lo largo del tiempo representa horas perdidas, errores de surtido, retrasos en entregas y una utilización ineficiente de los recursos.
La ubicación correcta no solo tiene que ver con que el producto “quepa” en cierto lugar, sino con que esté en el sitio óptimo según su rotación, tamaño, manipulación requerida y relación con otras mercancías. Cuando esto se ignora, el desorden se traduce en dinero perdido.

Tiempo operativo desperdiciado
Uno de los impactos más evidentes de una mala ubicación es el tiempo que el personal pierde buscando o accediendo a un producto. Si un artículo de alta rotación está guardado al fondo del almacén, cada vez que se necesita se invierten más minutos en desplazamiento, búsqueda y traslado.
Multiplicado por decenas de veces al día y por semanas enteras, ese tiempo se convierte en horas-hombre perdidas que podrían usarse para tareas de mayor valor. Además, el exceso de movimiento incrementa el desgaste de los equipos, el consumo de combustible y el riesgo de accidentes operativos.
Errores en surtido y devoluciones
Otra consecuencia es el aumento en errores de picking. Cuando los productos están mal señalizados, mezclados o fuera de su ubicación habitual, los operadores pueden tomar la referencia equivocada. Esto lleva a surtidos incorrectos, devoluciones, reprocesos y una mala experiencia para el cliente final.
También puede haber confusión entre productos similares si están colocados sin una lógica clara. El costo de corregir un pedido equivocado no es solo económico: afecta la confianza del cliente en la operación.
Saturación de zonas críticas
El mal acomodo genera, además, una saturación innecesaria en ciertas áreas del almacén. Por ejemplo, si todas las posiciones cerca de la zona de salida se ocupan con productos de baja rotación, se pierde la oportunidad de usarlas para pedidos urgentes o mercancía de alto movimiento.
Esto obliga a desorganizar otras zonas para compensar, creando un efecto dominó que reduce la capacidad de respuesta del almacén. A largo plazo, también puede generar la necesidad de ampliar instalaciones sin que realmente haya aprovechamiento total del espacio existente.
Incremento en tiempos de inventario
Los inventarios físicos o cíclicos también se ven afectados cuando hay productos fuera de lugar. La búsqueda se vuelve más lenta, los conteos menos precisos y los ajustes contables más frecuentes. Además, el personal pierde tiempo tratando de cuadrar discrepancias que podrían evitarse con un mejor orden.
En entornos donde se manejan distintos lotes, fechas de caducidad o productos regulados, este problema se agrava. El riesgo de errores legales, fiscales o sanitarios aumenta cuando no se tiene una trazabilidad clara de cada ubicación.
Costos indirectos por mala imagen operativa
Un almacén desordenado o con productos fuera de lugar genera una percepción negativa tanto en clientes como en auditores o posibles aliados comerciales. Aunque no lo digan directamente, muchos evalúan la calidad del servicio logístico con solo caminar por el almacén y observar cómo está organizado.
La falta de control visual, los espacios saturados o las etiquetas incompletas transmiten improvisación, lo que puede frenar decisiones de crecimiento o renovación de contrato por parte del cliente.
Soluciones prácticas para mejorar ubicaciones
Resolver el problema no requiere tecnología costosa. Comienza por definir zonas claras según la rotación: A (alta), B (media) y C (baja), y asignar ubicaciones cercanas a las áreas clave para los productos más demandados. Etiquetar cada posición, mantener actualizados los registros y hacer auditorías visuales frecuentes son pasos clave.
También conviene involucrar al equipo operativo en la mejora del layout. Ellos conocen mejor que nadie los puntos conflictivos y pueden aportar soluciones simples que generen grandes mejoras.

Cada metro mal usado, cuesta
Tener productos mal ubicados no es solo una cuestión de orden: es una fuga de recursos que afecta la eficiencia, la rentabilidad y la experiencia del cliente. En logística, el detalle importa, y la ubicación es uno de los más relevantes.
Un almacén donde todo está en su lugar, etiquetado y asignado con lógica operativa, es más rápido, más preciso y más rentable. Y eso se nota en cada pedido que sale bien desde el primer intento.