Cuáles son las diferencias de costos logísticos en Latinoamérica

En América Latina, los costos logísticos representan uno de los principales desafíos para la competitividad de las empresas. Transportar productos, almacenarlos, distribuirlos y gestionar inventarios puede costar hasta el doble que en otras regiones del mundo. Sin embargo, esta realidad no es uniforme: cada país tiene condiciones propias que afectan significativamente el gasto logístico, generando diferencias importantes entre fronteras. Estas disparidades de costos logísticos en Latinoamérica, explorando cuáles son los factores que los determinan y cómo varían de país en país. Con base en datos regionales y análisis de expertos, se describen las causas estructurales, económicas y tecnológicas que influyen en los precios, así como las posibles soluciones que se están discutiendo a nivel institucional y empresarial para cerrar estas brechas.

Infraestructura, geografía y políticas públicas: Los cimientos del costo logístico

Uno de los elementos que más incide en las diferencias de costos logísticos en América Latina es la infraestructura. En países como Chile o Panamá, donde existe mayor inversión en carreteras, puertos y centros logísticos, los costos logísticos como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) son más bajos. En contraste, naciones con grandes extensiones territoriales, carreteras deficientes o geografías accidentadas —como Bolivia, Perú o Colombia— enfrentan mayores costos por tonelada transportada.

Según datos del Banco Mundial, los costos logísticos en América Latina representan entre el 14% y 16% del PIB, mientras que en países de la OCDE apenas alcanzan un 8%. En Brasil, por ejemplo, se estima que el 85% del transporte de carga se realiza por carretera, lo que implica mayor consumo de combustible, peajes elevados y tiempos prolongados por la congestión urbana o la falta de vías en buen estado. Esta dependencia del transporte terrestre también se repite en países como México, Argentina y Paraguay.

Además, las políticas públicas también juegan un rol fundamental. Mientras que Uruguay ha desarrollado una estrategia nacional de logística multimodal, fomentando el uso complementario de trenes, camiones y transporte fluvial, otras naciones carecen de una política clara que incentive la eficiencia logística. La burocracia aduanera, la corrupción en ciertos puntos fronterizos o la falta de inversión en tecnología aduanera hacen que los tiempos de despacho sean más largos y costosos.

El caso de Panamá es ilustrativo. Gracias al Canal de Panamá, al hub aéreo de Tocumen y a sus zonas francas logísticas, el país ha logrado posicionarse como un punto estratégico de distribución regional. Esta ventaja ha reducido el costo por movimiento de mercancías en un 20% respecto a otros países centroamericanos. En cambio, en países como Honduras o Nicaragua, donde las redes de transporte aún son limitadas, el costo de llevar productos desde el puerto hasta los centros urbanos puede duplicar el precio original de importación.

Costos operativos, mano de obra y tecnología: La cara interna de la logística

Más allá de la infraestructura, existen factores internos a las empresas que también influyen en los costos logísticos. Entre ellos destacan los costos operativos (combustible, mantenimiento, seguros), el costo de la mano de obra y el nivel de digitalización de las operaciones. En América Latina, estos elementos varían ampliamente, afectando la competitividad entre países.

Por ejemplo, el precio del combustible en países como Venezuela, Bolivia o Ecuador es subsidiado, lo que permite operar a un menor costo. En contraste, en países como Chile o Brasil, el precio del diésel puede alcanzar niveles similares a Europa, encareciendo el transporte por kilómetro. El combustible puede representar entre el 30% y 40% del costo total logístico en algunos países del Cono Sur, de acuerdo con la CEPAL.

La mano de obra también tiene un peso considerable. En México, el costo por hora de un operario logístico promedio es de aproximadamente 2.5 dólares, mientras que en Argentina asciende a 6 dólares y en Chile ronda los 7. La disponibilidad de personal calificado, además, condiciona la eficiencia. En países con baja escolaridad o escaso entrenamiento técnico en logística, los errores en almacenaje, tiempos muertos o demoras en la preparación de pedidos aumentan el gasto operativo.

A esto se suma el nivel de tecnología implementado. Empresas con sistemas de gestión de inventarios, trazabilidad de flotas, automatización de bodegas o plataformas ERP pueden reducir hasta un 25% sus costos logísticos, según datos de la Asociación Latinoamericana de Logística. Sin embargo, el acceso a estas soluciones digitales no está distribuido equitativamente. Mientras en Brasil y México muchas pymes ya integran software logístico básico, en otros países de Centroamérica más del 60% de las empresas siguen operando con métodos manuales.

La informalidad también genera un impacto significativo. En regiones donde el transporte es realizado por operadores no registrados o donde no existen reglas claras sobre horarios y tarifas, se multiplican los costos ocultos: entregas fallidas, demoras por permisos, robos o pérdida de productos. Esta situación no solo encarece la operación, sino que reduce la confianza en las cadenas de suministro nacionales.

Comercio exterior, acuerdos regionales y cadenas globales: El impacto externo

Otra fuente importante de diferencia en los costos logísticos en Latinoamérica se encuentra en su conexión con el comercio exterior. Aquellos países que tienen tratados comerciales ventajosos, aduanas eficientes y una relación estrecha con cadenas de suministro globales suelen experimentar menores costos en la entrada y salida de mercancías. En cambio, las naciones con barreras arancelarias, poca conectividad marítima o flujos comerciales unilaterales enfrentan mayores gastos de logística internacional.

Un caso notable es el de México, que gracias a su cercanía con Estados Unidos y su pertenencia al T-MEC (Tratado México-Estados Unidos-Canadá), tiene acceso a una red logística altamente desarrollada y eficiente. Esta posición le ha permitido captar un creciente número de centros de distribución de empresas internacionales, que buscan operar desde plataformas logísticas con menores aranceles y rutas más cortas.

Por el contrario, países sin salida al mar, como Paraguay o Bolivia, deben afrontar costos adicionales en logística internacional. El uso obligatorio de puertos de terceros países, así como la necesidad de transporte multimodal (camión-tren-barco), incrementa los tiempos y costos por unidad. Esto representa una clara desventaja competitiva para sus exportaciones.

Asimismo, los acuerdos aduaneros juegan un papel clave. En la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile), se han establecido mecanismos de interoperabilidad aduanera que permiten a los operadores logísticos reducir tiempos de tránsito y costos documentales. Pero en el Mercosur, pese a ser un bloque más antiguo, las diferencias normativas entre países y la falta de integración tecnológica siguen generando costos adicionales en las fronteras.

También hay que considerar el papel de las navieras y aerolíneas. En muchos países latinoamericanos, la oferta de servicios de carga aérea es limitada, lo que encarece los envíos urgentes. Asimismo, las rutas marítimas muchas veces obligan a escalas prolongadas o a depender de operadores internacionales con tarifas poco competitivas. Esto se traduce en sobrecostos para las exportaciones e importaciones.

Conclusión

Las diferencias de costos logísticos en América Latina reflejan una combinación de factores estructurales, económicos, institucionales y tecnológicos. Estas disparidades afectan directamente la competitividad de las empresas, la eficiencia de los mercados y el desarrollo del comercio regional e internacional. Reducir estos costos pasa por invertir en infraestructura, fortalecer las capacidades humanas, fomentar la digitalización de las operaciones logísticas y mejorar la coordinación entre países. Las economías más exitosas serán aquellas capaces de integrar sus territorios logísticamente, cerrar brechas de costos y ofrecer a sus empresas entornos competitivos para la distribución de productos. Mientras tanto, las empresas que operan en múltiples países deben adaptar sus estrategias logísticas a cada realidad local, identificando los puntos críticos de gasto, aprovechando ventajas fiscales o regionales, y manteniendo la flexibilidad necesaria para navegar en una región tan diversa como desafiante.

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