Cuál es la logística de exportar mariscos en Mazatlán

Mazatlán, en el estado de Sinaloa, es uno de los puertos pesqueros más importantes de México, y su actividad en el sector acuícola y marisquero ha crecido de forma notable en los últimos años. La región no solo abastece al mercado nacional, sino que también exporta productos del mar de alto valor, como camarón, atún, ostiones, pulpo y pescados de calidad gastronómica. La logística para exportar mariscos desde Mazatlán es compleja y requiere un cuidado extremo: debe garantizar la frescura, cumplir con normativas internacionales, gestionar la infraestructura portuaria y coordinar transporte eficiente hasta el cliente final. Estos factores hacen que esta cadena logística sea un ejemplo de precisión y adaptación climática.

Captura, procesamiento y control sanitario

La logística de exportación inicia en el mar. Las embarcaciones que salen desde Mazatlán suelen regresar varias veces a la semana con capturas de camarón, atún o pulpo. Estas especies deben ser atendidas de inmediato: al arribar al muelle, el producto se descarga rápidamente y se inicia la cadena de frío para mantener temperaturas entre 0 y –1 °C, según el tipo de especie. La frescura es indispensable, porque cualquier retraso puede alterar la textura, sabor o vida útil del marisco.

El siguiente eslabón es la planta de proceso, ubicada cerca del puerto. Aquí se selecciona, limpia, clasifica por calibres, se les quita ingredientes no comestibles, se empaca y, en muchos casos, se empaca al vacío o en atmósfera modificada. Algunas variedades se preprocesan para congelación rápida mediante sistemas IQF (Individual Quick Freezing), lo que conserva mejor las cualidades organolépticas. También se registran los datos de lote, fecha, tipo de especie, origen, autorizaciones, planta procesadora y destino, lo cual es fundamental para la trazabilidad y el cumplimiento de normas sanitarias como HACCP, FDA (para EE.UU.) y equivalentes de la Unión Europea.

Los mariscos procesados pasan por inspección sanitaria en plantas aprobadas por SENASICA, COFEPRIS, USDA o EU. Esto garantiza que los productos estén libres de agentes patógenos y tengan la higiene adecuada. Sin estas certificaciones, no se pueden exportar. La planeación del procesado considera los tiempos críticos: la congelación debe ocurrir en menos de 8 horas tras la captura, sobre todo para especies delicadas como el ostión.

Finalmente, el producto empaquetado se almacena en cámaras de congelación a –18 °C o se mantiene temporalmente refrigerado si su envío será por avión. Desde ahí, los pallets se preparan para su salida, rotulados y en cajas isotérmicas según exigencias del comprador.

Transporte multimodal y coordinación aduanal

Tras el procesamiento, comienza la fase multimodal. Mazatlán cuenta con tres terminales portuarias, una aduana operativa y accesos por carretera que conectan con Guadalajara, Culiacán y la frontera norte. El marisco puede salir por vía marítima refrigerada o por avión desde el aeropuerto internacional, según requerimientos de tiempo, volumen y destino. China y la Unión Europea suelen recibir envíos por barco, mientras que el mercado estadounidense prefiere los envíos aéreos por su demanda de frescura inmediata.

La logística por vía marítima requiere contenedores reefer con control de temperatura, monitoreo satelital y respaldo de energía. Se transportan en pallets apilados sin dañar el embalaje, y su documentación incluye registros sanitarios, certificados de origen, facturas comerciales y permisos de exportación. La operación en el puerto necesita coordinación para asignar espacio en buques especializados, cumplir horarios de consolidación y evitar demoras que puedan romper la cadena fría.

Por aire, los envíos perecederos salen del aeropuerto con rutas directas o via intermediarios. El plazo entre muelle y vuelo debe ser menor a 6 horas. Las aerolíneas que manejan productos perecederos ofrecen hangares fríos, acceso prioritario y despacho enviado en coordinación aduanal. La documentación es más breve pero más urgente: el transporte debe completarse antes del cierre del vuelo y con control en tiempo real de temperatura y embarque.

La integración aduanal en Mazatlán es clave, ya que SENASICA y aduanas deben autorizar salidas en ambos medios. La ventaja es que el puerto tiene operatividad 24/7, lo que permite programar cargas diurnas, nocturnas o de contingencia según cambios climáticos o disponibilidad de líneas navieras.

Red de frío, trazabilidad e innovación tecnológica

Uno de los pilares de la logística del marisco es la consolidación de una red de frío confiable. Toda la cadena, desde la captura hasta la entrega en destino, depende de mantener temperaturas precisas durante días o semanas. Mazatlán ha modernizado sus instalaciones con cámaras de altas capacidades, pisos especiales para drenes, sistemas automáticos y monitoreo 24/7. Asimismo, muchas empresas invierten en tecnología IoT y sensores satelitales para registrar temperatura y humedad en tiempo real durante el transporte. Esto no solo fortalece la confianza del comprador, sino que facilita detectar desviaciones y actuar de inmediato.

La trazabilidad se basa en códigos que conectan plataforma digital, lote y ubicación del envío. El cliente final puede escanear un código QR y ver datos como el muelle de salida, fecha de captura, planta de procesamiento y almacén del producto. Esta transparencia gana contratos comerciales y permite cumplir estándares como BRC, IFS o TFI, que son comunes en grandes supermercados.

Además, la innovación incluye contenedores con IA para regular temperatura interior, absorción de etileno o presión, y vehículos de reparto desde el puerto hasta centros de distribución en Los Ángeles o Miami, con convoyes refrigerados y choferes capacitados. Estas acciones reducen mermas, evitan rechazos en origen y garantizan que el marisco llegue en condiciones óptimas.

Sostenibilidad, certificaciones y mercado premium

El mercado internacional demanda más que frescura: exige sostenibilidad. Mazatlán trabaja bajo estándares de pesca responsable, ofreciendo especies que cumplen con regulaciones como MSC (Marine Stewardship Council) o las normas del Acuerdo de Cartagena. Asimismo, las plantas han implementado prácticas que reducen el consumo de agua, energía y residuos, incluido el uso de empaques biodegradables o reciclables para la exportación.

Los mercados premium esperan etiquetas que certifiquen la no sobreexplotación y el origen justo. Esto implica que la cadena logística debe integrar prácticas de pesca socialmente responsable, beneficios para comunidades costeras y transparencia ante organismos certificadores.

El impacto ambiental también se aborda con soluciones logísticas más verdes: moverse desde Mazatlán vía marítima refrigerada o aérea requiere emisiones calculadas, pero el uso de energía renovable en cámaras y plantas mejora la huella de carbono. Esto favorece líneas de negocio como camarón orgánico o atún sostenible, con precios premium en mercados selectos.

Conclusión

La logística de exportar mariscos en Mazatlán es un equilibrio entre frescura, tecnología, normatividad y responsabilidad social. Desde la captura en altamar hasta la entrega de un producto marino intacto en una cámara fría del cliente, cada paso debe ser planificado y monitoreado. La región cuenta con estructuras sólidas: instalaciones pesqueras cercanas al muelle, sistemas de procesamiento autorizados, aduana activa, corredores multimodales y redes tecnológicas. Todo ello asegura que el marisco mazatleco sea competitivo en mercados globales. El éxito radica en mantener un puerto donde tradición y modernidad se unen para transformar un producto sensible en una exportación poderosa en sabor, calidad y sostenibilidad.

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