Crisis portuaria en Manzanillo paraliza cadenas de suministro

El puerto de Manzanillo, considerado uno de los principales motores logísticos del país, atraviesa actualmente una crisis que afecta de forma directa a las cadenas de suministro nacionales e internacionales. Ubicado en la costa del Pacífico, este recinto portuario maneja cerca del 46% del comercio de contenedores en México, pero desde mediados de 2023 ha presentado una serie de cuellos de botella que han encendido alertas tanto en el sector privado como en dependencias gubernamentales. En esta nota analizaremos las causas de la crisis, sus impactos en la operación logística nacional y las posibles soluciones a mediano plazo.

Causas estructurales y coyunturales de la crisis

La situación en Manzanillo no surgió de la noche a la mañana. Diversos factores estructurales venían acumulándose durante años, entre ellos el crecimiento constante de la carga que arriba al puerto sin que la infraestructura se ampliara al mismo ritmo. Según datos de la Secretaría de Marina, en 2023 el puerto movió más de 3.5 millones de TEUs (contenedores equivalentes de 20 pies), un récord histórico que superó la capacidad operativa óptima estimada de 2.8 millones.

A ello se suman factores coyunturales que agravaron el panorama. Por un lado, la reactivación del comercio internacional tras la pandemia trajo consigo un aumento considerable de importaciones, particularmente de productos asiáticos. Por otro, el conflicto en el Mar Rojo y los ajustes de rutas navieras a nivel global provocaron un desvío de tráfico hacia puertos mexicanos. Este fenómeno, si bien representa una oportunidad comercial, tomó desprevenida a la logística interna.

Uno de los problemas más notorios es la falta de sincronía entre los operadores portuarios, aduanas, agencias logísticas y transporte terrestre. De acuerdo con testimonios de empresarios del sector, en ciertas semanas de 2024 hubo demoras de hasta 10 días para liberar mercancías de los patios aduanales, lo cual genera sobrecostos por almacenaje y penalizaciones por incumplimiento de entregas.

Las obras públicas también han jugado un papel importante. La construcción del libramiento ferroviario de Manzanillo, así como los trabajos de ampliación del recinto fiscal, han ocasionado bloqueos temporales en accesos clave. Esto ha limitado la circulación de camiones de carga y reducido la frecuencia de salida de trenes de carga hacia el Bajío, generando un cuello de botella logístico sin precedentes.

Impactos logísticos y económicos en cadena

Las afectaciones se han hecho sentir en toda la cadena de suministro nacional. El sector automotriz, por ejemplo, ha reportado retrasos en la llegada de autopartes y componentes provenientes de Asia, lo cual pone en riesgo la continuidad de líneas de ensamble en estados como Guanajuato, Aguascalientes y Puebla. En algunos casos, empresas han tenido que recurrir al transporte aéreo de emergencia, encareciendo significativamente los costos logísticos.

También se ha visto afectado el sector agrícola. Exportadores de productos perecederos han denunciado demoras que comprometen la calidad y frescura de las mercancías destinadas a Estados Unidos y Canadá. Aunque Manzanillo es un puerto más orientado a carga contenerizada que a granel, su colapso obliga a redistribuir cargas hacia otros puertos como Lázaro Cárdenas o Veracruz, saturando a su vez esas rutas y extendiendo los tiempos logísticos.

En términos financieros, la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) estima que las pérdidas por demoras en el puerto podrían superar los 4 mil millones de pesos al cierre de 2024, considerando solo el impacto en almacenaje, combustible, demoras operativas y penalizaciones contractuales. Además, se calcula que el costo logístico promedio por contenedor ha aumentado un 18% desde enero, en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Los operadores logísticos también están sufriendo las consecuencias. La falta de ventanas de descarga eficientes obliga a mantener camiones parados durante horas o incluso días, lo que eleva el uso de recursos sin retorno inmediato y reduce la rentabilidad de las flotillas. La Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP) ha propuesto la digitalización completa del sistema de citas portuarias como solución de corto plazo, aunque aún falta coordinación con autoridades aduanales y operadores privados.

Posibles soluciones y retos a futuro

Ante esta situación, el gobierno federal ha anunciado una serie de medidas de emergencia, entre ellas la ampliación de horarios de operación en zonas aduanales y la instalación de sistemas inteligentes para la coordinación entre actores logísticos. Asimismo, se está acelerando la puesta en marcha del libramiento ferroviario de Manzanillo, el cual permitiría aliviar el tráfico pesado dentro de la ciudad y mejorar la salida de mercancías hacia el interior del país.

Sin embargo, expertos coinciden en que la solución definitiva requiere una estrategia integral que incluya inversión en infraestructura, modernización tecnológica y fortalecimiento del capital humano. La digitalización de procesos aduaneros es un paso crucial, ya que permitiría reducir la dependencia de trámites físicos y facilitaría el despacho anticipado de mercancías. En este sentido, el uso de blockchain para trazabilidad de cargas y la automatización con inteligencia artificial ya están siendo evaluados por algunas terminales privadas.

El papel del sector privado también será clave. Se espera que operadores logísticos inviertan en centros de distribución regionales más cercanos al puerto, con el fin de descongestionar los patios y facilitar la rotación de mercancías. Asimismo, alianzas entre líneas navieras y operadores ferroviarios podrían mejorar la eficiencia en el despacho intermodal, algo que hoy sigue siendo uno de los puntos débiles del sistema.

El reto es grande, pero también lo es la oportunidad. Si se logra estabilizar y modernizar el puerto de Manzanillo, México podría posicionarse como un hub logístico clave para el comercio transpacifico, especialmente ante el reacomodo de las cadenas globales de valor y el auge del nearshoring.

Conclusión

La crisis logística en el puerto de Manzanillo ha puesto en evidencia las debilidades estructurales y operativas del sistema portuario mexicano, pero también ha encendido los reflectores sobre la urgente necesidad de modernización e inversión. La solución no será inmediata ni sencilla, pero con una estrategia integral que incluya tecnología, infraestructura y colaboración entre actores públicos y privados, Manzanillo tiene el potencial de pasar de ser un cuello de botella a un motor logístico de clase mundial.

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