Conoce la cadena de suministro de la televisión

La industria de la televisión, tanto en su producción como en su distribución física y digital, depende de una cadena de suministro compleja, internacional y tecnológicamente avanzada. Desde la fabricación de pantallas y componentes electrónicos hasta la entrega al consumidor final y el soporte postventa, el proceso involucra múltiples eslabones que deben operar con precisión para asegurar calidad, eficiencia y disponibilidad constante. A pesar del crecimiento del contenido digital, la televisión sigue siendo un bien de consumo masivo. En 2024, México reportó más de 3 millones de televisores vendidos, con una fuerte demanda en eventos deportivos, fechas comerciales y renovaciones tecnológicas. Este dinamismo exige una logística perfectamente integrada que responda al ritmo del mercado, a las innovaciones de los fabricantes y a las expectativas de un consumidor cada vez más exigente.

Fabricación internacional y componentes altamente especializados

La cadena de suministro de la televisión inicia con la producción de componentes altamente especializados, la mayoría de los cuales se fabrica en Asia. Países como China, Corea del Sur, Japón y Vietnam concentran la producción de pantallas LCD, OLED, microchips, placas base, fuentes de poder, marcos plásticos, altavoces y sintonizadores digitales. Esta concentración geográfica hace que la industria sea muy dependiente de rutas logísticas marítimas y aéreas, lo que implica riesgos ante interrupciones globales.

Las marcas más reconocidas no producen todos sus componentes; dependen de una red de proveedores que abastece piezas específicas. Por ejemplo, un fabricante puede diseñar el televisor, pero adquirir los paneles de otro proveedor, la tarjeta lógica de un tercero y los módulos de conectividad de un cuarto. Esto implica una logística de abastecimiento internacional con flujos bien definidos, contratos con múltiples socios y un seguimiento constante a las condiciones del mercado y las capacidades productivas de cada actor.

Los procesos de ensamblaje también están concentrados en grandes plantas ubicadas en Asia o, en el caso de algunas marcas que venden en América Latina, en regiones como Tijuana, México, donde existe una industria maquiladora especializada en electrónica de consumo. En estas plantas se ensamblan los componentes, se realizan las pruebas de calidad, se programan los sistemas operativos y se embalan los productos para su distribución.

El embalaje de los televisores es una parte crítica del proceso, ya que deben transportarse de forma segura para evitar daños. Se utilizan materiales resistentes, protectores de espuma y estructuras internas que absorben impactos. Además, cada caja debe incluir manuales, controles, cables y, en muchos casos, información multilingüe para mercados internacionales.

Distribución internacional y sincronización con fechas clave

Una vez ensamblados, los televisores se transportan por mar, aire o tierra hacia los centros de distribución regionales. El transporte marítimo es el más común por su capacidad y costo-beneficio, aunque también implica tiempos de tránsito prolongados. Para fechas estratégicas como El Buen Fin, Navidad o eventos deportivos como la Copa Mundial, muchas marcas recurren al transporte aéreo para asegurar la llegada a tiempo de productos en mercados clave.

En el caso de México, gran parte de los televisores llegan al país vía marítima a través de puertos como Manzanillo o Lázaro Cárdenas, desde donde se redistribuyen por carretera hacia centros logísticos ubicados en el Estado de México, Jalisco, Nuevo León o Baja California. Desde ahí, se programan entregas a tiendas físicas, plataformas de ecommerce o almacenes regionales.

La logística de la televisión está fuertemente influenciada por la estacionalidad. Durante los meses previos a noviembre y diciembre, las empresas incrementan su inventario para responder a la alta demanda. Esto requiere una planeación anticipada de seis a ocho meses, considerando los tiempos de fabricación, tránsito, aduanas, almacenamiento y distribución.

El almacenamiento también representa un desafío. Los televisores, especialmente los de gran formato, ocupan mucho espacio y requieren condiciones de temperatura, humedad y manipulación controladas para evitar daños. Los centros de distribución utilizan sistemas de racks especializados, códigos de barras y control digital de inventario para asegurar una gestión eficiente.

Para las ventas en línea, las empresas deben coordinar sistemas de picking, embalaje adicional y última milla, ya que los televisores deben llegar directamente al domicilio del consumidor en perfectas condiciones. La logística inversa es clave en estos casos, pues los productos dañados, rechazados o defectuosos deben ser recogidos y procesados rápidamente para no afectar la satisfacción del cliente ni la reputación de la marca.

Soporte técnico, repuestos y evolución tecnológica

La cadena de suministro de la televisión no termina con la venta. Incluye también el soporte técnico, la distribución de refacciones y el manejo del ciclo de vida del producto. A medida que la tecnología avanza, los televisores requieren actualizaciones de software, parches de seguridad y compatibilidad con nuevas plataformas de contenido digital. Esto implica una logística digital que las marcas gestionan de manera remota, pero que es fundamental para mantener la experiencia del usuario.

El servicio técnico requiere una red de talleres autorizados, técnicos capacitados y disponibilidad de piezas de reemplazo. Componentes como fuentes de poder, pantallas internas, tarjetas lógicas y controles remotos deben estar disponibles de forma regional para responder rápidamente a fallas sin necesidad de recurrir a importaciones de largo plazo.

En el contexto actual, muchas marcas están adoptando estrategias logísticas basadas en circularidad. Esto implica recuperar televisores obsoletos, reutilizar piezas útiles, reciclar materiales y minimizar el impacto ambiental del desecho electrónico. Para ello, deben establecer centros de acopio, alianzas con recicladores y campañas de recolección que requieren una logística inversa organizada y efectiva.

La innovación tecnológica también cambia la naturaleza de la cadena de suministro. Con la llegada de televisores inteligentes, 4K, 8K, curvos o con funciones de inteligencia artificial, se incrementa la demanda de componentes más complejos y de mayor valor. Esto obliga a ajustar las estrategias de abastecimiento, transporte y almacenamiento para productos más sofisticados, sensibles y costosos.

Conclusión

La cadena de suministro de la televisión es un entramado global que combina diseño, manufactura, logística internacional, distribución local, servicio técnico y evolución digital. Cada paso debe estar cuidadosamente planificado para responder a la velocidad del mercado, a los avances tecnológicos y a las necesidades del consumidor. Desde una planta en Asia hasta una sala en México, un televisor recorre miles de kilómetros, involucra decenas de proveedores y requiere una red logística altamente sincronizada. En un contexto donde la competencia es feroz y la innovación constante, contar con una cadena de suministro robusta, flexible y centrada en el cliente es esencial para mantenerse vigente en una de las industrias más dinámicas del mundo del consumo electrónico.

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