Aunque muchas operaciones logísticas se enfocan en tiempos de entrega y precisión de inventario, los factores ambientales como la humedad pueden tener un efecto silencioso pero costoso en los empaques. Cuando el control climático no es el adecuado, se deteriora no solo el embalaje, sino también la presentación y funcionalidad del producto final.
En zonas con climas húmedos o almacenes mal ventilados, ciertos materiales de empaque sufren deformaciones, pérdida de resistencia o incluso descomposición. Estas afectaciones pueden traducirse en mermas, reclamos de clientes y gastos adicionales por reprocesos o reempaques.
El cartón, el más afectado
El cartón es uno de los materiales más sensibles a la humedad. Cuando absorbe agua del ambiente, pierde rigidez y se vuelve más propenso a aplastarse o rasgarse. Esto compromete la estabilidad de los pallets, ya que una caja deformada afecta el apilamiento correcto y puede generar caídas o movimientos internos.
Además, las cajas mojadas o ablandadas suelen presentar manchas, mal olor o desprendimiento de etiquetas, lo que dificulta la identificación de productos y genera dudas sobre su estado, aunque el contenido esté en buen estado.
Plásticos deformables y materiales adhesivos
Algunos empaques plásticos, sobre todo los termoformados, pueden expandirse o curvarse cuando están expuestos a altas tasas de humedad durante periodos prolongados. Esto afecta la apariencia del producto y su facilidad de manipulación.
Por otro lado, los materiales adhesivos —como cintas, etiquetas o sellos— también pierden efectividad. En condiciones húmedas, las etiquetas tienden a despegarse, dificultando el escaneo de códigos de barras o la trazabilidad del inventario. Esto genera errores operativos que escalan rápidamente.
Condensación en productos fríos
En almacenes que manejan productos refrigerados o que experimentan cambios bruscos de temperatura, la condensación puede ser un problema adicional. Cuando la humedad del ambiente se condensa en las superficies frías del producto, forma gotas de agua que dañan el empaque y pueden incluso colarse hacia el interior.
Este tipo de casos es común en la recepción de productos que llegan de cámaras frías sin un proceso adecuado de aclimatación. Al exponerlos directamente al ambiente más cálido del almacén, se produce un choque térmico que acelera la condensación.
Impacto en pallets y tarimas
Las tarimas de madera también se ven afectadas por la humedad, ya que pueden absorber agua y volverse más pesadas, frágiles o incluso desarrollar hongos si no hay ventilación adecuada. Esto compromete su resistencia estructural y puede poner en riesgo la estabilidad de la carga, especialmente en racks altos.
En algunos casos, los pallets húmedos manchan o contaminan las cajas de producto, generando reclamos por parte de los clientes, aun cuando el contenido no haya sido afectado directamente.
Cómo detectar el problema a tiempo
Una forma sencilla de detectar problemas de humedad es revisar si las cajas presentan abombamientos, manchas oscuras, esquinas suaves o cintas desprendidas. También conviene inspeccionar los pallets en zonas cercanas a muros o esquinas del almacén, donde tiende a acumularse más humedad.
Otra señal de alerta es que las etiquetas se vean onduladas, borrosas o parcialmente despegadas. En ese caso, es probable que ya haya un impacto en la operación, y conviene hacer un diagnóstico inmediato del ambiente.
Controlar el ambiente en el almacén
La primera medida para prevenir estos daños es tener un buen sistema de ventilación o, en su defecto, deshumidificadores que mantengan niveles estables de humedad relativa. En regiones costeras o temporadas lluviosas, este tipo de inversión es clave para proteger el producto.
También es útil contar con sensores de temperatura y humedad colocados en diferentes puntos del almacén, especialmente en zonas donde se almacena empaque vacío, producto terminado o insumos delicados.
Proteger zonas críticas
Además de controlar el ambiente general, conviene proteger específicamente las zonas de recibo y embarque, que suelen estar más expuestas a corrientes de aire húmedo o al ingreso de agua por lluvia. Instalar cortinas plásticas, sellos para andenes o techados adecuados puede hacer una gran diferencia.
Si se almacenan productos que requieren condiciones más estrictas, como electrónicos o alimentos, se recomienda usar cuartos cerrados con control climático específico, incluso si se trata solo del empaque.
Buenas prácticas en la manipulación
Capacitar al personal para identificar señales de humedad y manipular el producto con cuidado también es parte de la solución. Evitar dejar pallets directamente sobre el piso, usar separadores plásticos y no apilar cajas visiblemente afectadas son prácticas que ayudan a minimizar el daño.
Además, es útil tener reglas claras para la rotación de producto en ambientes húmedos. Un producto que permanece demasiado tiempo almacenado sin mover puede deteriorarse más rápido que uno en rotación constante.
Conclusión operativa
La humedad es un enemigo silencioso en logística. No daña de forma inmediata, pero sus efectos acumulativos pueden deteriorar empaques, generar pérdidas y dañar la reputación con los clientes. Con monitoreo, control ambiental y buenas prácticas, es posible mantener el empaque en óptimas condiciones sin depender únicamente del clima.