Amazon sin centros logísticos: ¿es posible?

En el mundo del comercio electrónico, Amazon se ha posicionado como el titán indiscutible gracias a su capacidad para entregar millones de productos en tiempo récord. Pero detrás de esa eficiencia hay una red logística monumental que opera como un reloj suizo: sus centros de distribución. ¿Qué sucedería si, de pronto, esta infraestructura desapareciera? En esta nota exploramos un escenario ficticio pero revelador, donde Amazon decide prescindir de sus centros de distribución, y analizamos las consecuencias logísticas, económicas y sociales de una decisión que podría cambiar el rumbo del e-commerce global.

El corazón de la bestia: cómo Amazon domina la logística global

Amazon no es solo una tienda en línea; es una potencia logística que ha redefinido el comercio electrónico. Su red de más de 1,100 centros de distribución en todo el mundo es el motor que impulsa su promesa de entregas rápidas y eficientes. En Estados Unidos, más del 70% de la población vive a menos de 160 kilómetros de uno de estos centros. Esta cercanía permite reducir los tiempos de entrega, minimizar los costos de transporte y mejorar la experiencia del cliente. Es una estrategia milimétricamente diseñada.

En México, Amazon ha invertido más de 18,500 millones de dólares desde 2015. Sus centros están ubicados en puntos estratégicos como el Estado de México, Nuevo León, Sonora y Jalisco. Solo en territorio mexicano, sus instalaciones superan los 300,000 metros cuadrados y generan más de 15,000 empleos directos e indirectos.

Ahora bien, ¿qué pasaría si Amazon decidiera cerrar todos sus centros de distribución y operar sin ellos? El primer impacto sería un colapso inmediato en su capacidad de cumplir con entregas en menos de 24 horas. Su modelo de fulfillment propio, que incluye robots autónomos, algoritmos predictivos y sistemas de almacenamiento inteligente, desaparecería de la ecuación. Esto obligaría a la empresa a depender exclusivamente de operadores logísticos externos. Perdería control sobre inventarios, tiempos de entrega y calidad del servicio. Además, los costos logísticos se dispararían. Se estima que Amazon ahorra hasta un 30% en costos operativos gracias a su red propia.

En 2023, la empresa invirtió más de 244 mil millones de dólares en infraestructura logística a nivel global. Renunciar a esa inversión sería como apagar el motor de un avión en pleno vuelo. La eficiencia que hoy la distingue se vería comprometida, y su promesa de “entrega en un día” se convertiría en una ilusión.

El efecto dominó: impacto en vendedores, consumidores y empleo

Amazon no solo vende productos propios. Más del 60% de sus ventas provienen de vendedores independientes que utilizan su plataforma para llegar a millones de clientes. Muchos de ellos dependen del programa Fulfillment by Amazon (FBA), que les permite almacenar, empacar y enviar productos desde los centros de la compañía. Si Amazon dejara de usar sus centros de distribución, estos vendedores tendrían que buscar soluciones logísticas por su cuenta. Esto implicaría mayores costos, menor eficiencia y una experiencia de cliente menos uniforme. Muchos pequeños negocios no podrían competir sin el respaldo logístico de Amazon y se verían obligados a cerrar o migrar a otras plataformas.

Para los consumidores, el cambio sería igual de drástico. La promesa de entregas en un día o incluso el mismo día desaparecería. Las devoluciones, que hoy son rápidas y sencillas, se volverían más lentas y complicadas. La confianza del cliente, uno de los pilares del éxito de Amazon, se vería seriamente afectada. Además, los precios podrían aumentar. Al perder eficiencia logística, Amazon tendría que trasladar parte de los costos adicionales al consumidor final. Esto rompería con su estrategia de precios bajos y abriría la puerta a competidores más ágiles y económicos.

En términos de empleo, el impacto sería devastador. Solo en Estados Unidos, Amazon ha generado más de un millón de empleos directos desde 2010. En México, sus operaciones han creado más de 34,000 empleos directos y 44,700 indirectos. El cierre de estas instalaciones significaría la pérdida de miles de puestos de trabajo, afectando no solo a los empleados, sino también a las comunidades que dependen de esta actividad económica. Además, industrias relacionadas como la construcción, la seguridad privada, el transporte y la tecnología también sufrirían un golpe colateral. La desaparición de los centros de distribución no solo afectaría a Amazon, sino a todo un ecosistema económico que gira en torno a su operación.

¿Un futuro sin almacenes? Alternativas, riesgos y ciencia ficción

Aunque suene descabellado, imaginar un Amazon sin centros de distribución no es del todo imposible. Con el avance de tecnologías como la impresión 3D, los drones y la inteligencia artificial, algunos futuristas han planteado escenarios donde los productos se fabrican bajo demanda y se entregan directamente desde microcentros urbanos o incluso desde vehículos autónomos en movimiento. En este modelo, los grandes almacenes serían reemplazados por una red descentralizada de hubs móviles y producción local. Sin embargo, esta visión aún está lejos de ser viable a gran escala. La impresión 3D, por ejemplo, todavía no puede replicar la variedad y calidad de productos que ofrece Amazon. Los drones enfrentan limitaciones regulatorias, de carga y de autonomía. Y los vehículos autónomos, aunque prometedores, aún no están listos para operar sin supervisión humana en entornos urbanos complejos. Además, la descentralización total implicaría una pérdida de economías de escala.

Hoy, Amazon puede negociar mejores precios con proveedores, optimizar rutas de entrega y reducir desperdicios gracias a su centralización. Sin centros de distribución, cada pedido sería una operación logística independiente, con mayores costos y menor eficiencia. También existe el riesgo de fragmentación del servicio. Una red descentralizada podría generar inconsistencias en la experiencia del cliente, con tiempos de entrega variables, errores en los pedidos y dificultades en la atención postventa. En un mundo donde la inmediatez y la confiabilidad son clave, esta pérdida de uniformidad podría ser fatal para la marca. Por último, está el factor ambiental. Aunque los centros de distribución consumen energía y recursos, permiten consolidar envíos y reducir la huella de carbono por paquete. Un modelo sin almacenes podría aumentar el número de viajes, el uso de empaques individuales y las emisiones contaminantes. En lugar de avanzar hacia una logística más verde, estaríamos retrocediendo.

Conclusión

Imaginar un Amazon sin centros de distribución es como imaginar un cuerpo sin sistema circulatorio: simplemente no funcionaría. Estos centros no solo son almacenes; son nodos inteligentes que conectan productos, personas y procesos en una danza perfectamente orquestada. Su desaparición desencadenaría un efecto dominó que afectaría a vendedores, consumidores, empleados y al ecosistema económico global. Aunque la tecnología ofrece alternativas futuristas, ninguna puede igualar —por ahora— la eficiencia, escalabilidad y confiabilidad del modelo actual. En el mundo del e-commerce, los centros de distribución no son una opción: son el corazón que lo mantiene todo en movimiento.

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