El desarrollo tecnológico es un motor clave para el crecimiento económico y social de cualquier país. En el caso de México, aunque se han realizado esfuerzos significativos para avanzar en este ámbito, todavía existe un considerable rezago en comparación con los países primermundistas. En este artículo, analizaremos los factores que contribuyen a este atraso, compararemos indicadores clave con otras naciones y exploraremos las áreas donde México necesita mejorar para cerrar la brecha tecnológica.
Infraestructura tecnológica: Internet y conectividad
La infraestructura tecnológica es fundamental para el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías. En términos de conectividad a internet, México ha avanzado, pero aún se encuentra rezagado respecto a los estándares de los países primermundistas. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020, el 72% de los hogares mexicanos tenía acceso a internet, mientras que en países como Corea del Sur y Japón, la penetración de internet supera el 95%, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La velocidad de internet es otro aspecto crucial. Según el Speedtest Global Index, en 2021, México ocupaba el puesto 74 a nivel mundial en velocidad de internet fija, con una velocidad promedio de 45.84 Mbps. En contraste, Singapur lideraba la clasificación con una velocidad promedio de 245.50 Mbps. La velocidad de internet móvil en México también es baja, ocupando el puesto 71, con 35.34 Mbps, mientras que Corea del Sur, el líder mundial, ofrece una velocidad promedio de 121.00 Mbps.
La brecha digital es otro problema significativo. En las zonas rurales de México, el acceso a internet y a servicios digitales es limitado, lo que agrava las desigualdades económicas y educativas. Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020, solo el 47% de los hogares rurales tiene acceso a internet, en comparación con el 78% en las zonas urbanas. Este rezago impacta negativamente en la capacidad de los ciudadanos para acceder a la educación en línea, servicios de salud y oportunidades económicas.
Educación y habilidades tecnológicas
La educación es un pilar esencial para el desarrollo tecnológico. La calidad de la educación en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) es crucial para formar una fuerza laboral capacitada que pueda impulsar la innovación. En México, la inversión en educación y la calidad de la misma están por debajo de los estándares de los países más avanzados.
El informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) de 2018 muestra que los estudiantes mexicanos tienen un rendimiento significativamente inferior en matemáticas, lectura y ciencias en comparación con sus pares de países primermundistas. México se ubicó en el puesto 61 en matemáticas, 52 en lectura y 59 en ciencias entre los 79 países evaluados. En contraste, países como Singapur, Japón y Finlandia ocupan los primeros lugares en estas categorías.
La inversión en investigación y desarrollo (I+D) también es un indicador clave del desarrollo tecnológico. Según datos del Banco Mundial, en 2018, México destinó solo el 0.31% de su PIB a I+D, mientras que países como Israel y Corea del Sur invierten más del 4% de su PIB en este sector. Esta falta de inversión limita la capacidad de México para innovar y desarrollar nuevas tecnologías.
Además, la fuga de cerebros es un problema persistente. Muchos profesionales altamente capacitados en áreas tecnológicas buscan oportunidades en el extranjero debido a la falta de inversión y oportunidades en México. Según el Banco Mundial, alrededor del 14% de los mexicanos con educación terciaria vivían en países de la OCDE en 2015, lo que representa una pérdida significativa de talento que podría contribuir al desarrollo tecnológico del país.
Industria y adopción de tecnologías avanzadas
La adopción de tecnologías avanzadas en la industria es otro factor que influye en el desarrollo tecnológico de un país. En México, la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica y el internet de las cosas (IoT) es aún limitada en comparación con los países primermundistas.
Un estudio de la OCDE de 2019 indica que solo el 16% de las empresas mexicanas utilizan alguna forma de inteligencia artificial, en comparación con el 25% en Estados Unidos y el 30% en Alemania. La automatización y la robótica también están menos extendidas. Mientras que en Japón y Alemania, más del 60% de las empresas manufactureras utilizan robots industriales, en México, esta cifra es inferior al 10%.
La falta de infraestructura adecuada y la baja inversión en tecnología son barreras significativas para la adopción de estas tecnologías avanzadas. Además, muchas pequeñas y medianas empresas (PYMEs) mexicanas enfrentan dificultades para acceder a financiamiento y capacitación necesarios para implementar tecnologías avanzadas. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), solo el 30% de las PYMEs en México tiene acceso a financiamiento, lo que limita su capacidad para invertir en innovación y tecnología.
Otro aspecto es la falta de un ecosistema robusto de startups tecnológicas. Aunque ha habido un crecimiento en el número de startups en México, el ecosistema aún está en desarrollo en comparación con países como Estados Unidos o Israel. La falta de acceso a capital de riesgo y el apoyo limitado para la incubación y aceleración de startups son obstáculos que deben superarse para fomentar la innovación tecnológica en el país.
Reflexión final
El rezago tecnológico de México en comparación con los países primermundistas es evidente en varios aspectos, desde la infraestructura de conectividad y la educación en STEM hasta la inversión en I+D y la adopción de tecnologías avanzadas en la industria. Para cerrar esta brecha, es crucial que el país invierta más en infraestructura tecnológica, mejore la calidad de la educación y fomente un ecosistema de innovación robusto.
El gobierno, el sector privado y las instituciones educativas deben trabajar juntos para desarrollar políticas y programas que impulsen la adopción de tecnologías avanzadas y apoyen a las empresas y startups en su camino hacia la digitalización. Además, es fundamental abordar las desigualdades en el acceso a la tecnología, especialmente en las zonas rurales, para garantizar que todos los ciudadanos puedan beneficiarse del desarrollo tecnológico.
En conclusión, aunque México ha avanzado en ciertos aspectos tecnológicos, todavía queda un largo camino por recorrer para alcanzar a los países primermundistas. Sin embargo, con un enfoque estratégico y una colaboración efectiva entre todos los sectores de la sociedad, es posible cerrar la brecha y posicionar a México como un líder en innovación tecnológica en el futuro.