Qué hacer si entregan fuera de horario

En logística, el cumplimiento de horarios es tan importante como la cantidad o el tipo de mercancía. Los andenes de un almacén tienen tiempos cuidadosamente programados para que cada camión pueda ser atendido de manera ordenada. Sin embargo, no siempre los proveedores cumplen con la hora pactada. Esta situación, que parece cotidiana, puede convertirse en un verdadero problema si no se maneja con protocolos claros y consistentes.

El impacto en la operación

Cuando una entrega llega fuera de horario, altera el flujo previamente establecido. Esto puede provocar saturación en los andenes, retrasos en otras operaciones e incluso el uso adicional de personal para atender una maniobra no prevista.

En muchos casos, el efecto se acumula: una sola entrega tardía puede retrasar varias más, lo que afecta no solo al almacén, sino también a clientes que esperan su mercancía en tiempo.

Costos ocultos de recibir tarde

Aceptar entregas fuera de horario sin control genera costos que suelen pasar desapercibidos. Por ejemplo, el pago de horas extra al personal, el uso extendido de equipos de carga o el gasto en energía por mantener áreas operativas más tiempo del necesario.

Estos costos, aunque parezcan pequeños, se vuelven significativos cuando se repite el mismo patrón de incumplimiento por parte de distintos proveedores.

Protocolos claros para proveedores

La clave para manejar estas situaciones está en establecer protocolos escritos y comunicarlos claramente a los proveedores. Desde el inicio de la relación comercial, el operador logístico debe dejar en claro cuáles son los horarios permitidos y qué consecuencias existen en caso de incumplimiento.

Contar con un reglamento de acceso al almacén facilita que los proveedores comprendan que la puntualidad no es opcional, sino un requisito indispensable para mantener la operación fluida.

Uso de citas programadas

Una práctica común es implementar un sistema de citas para las entregas. Con ello, cada proveedor recibe un horario específico y el almacén tiene visibilidad sobre qué camiones se esperan en el día.

Este sistema no solo ordena el flujo de vehículos, también genera evidencia en caso de incumplimiento. Si un camión llega tarde, el registro de la cita programada lo deja claramente asentado.

Flexibilidad con límites

Aunque es importante ser firme, también es cierto que en logística existen imprevistos. Un tráfico inusual, un accidente en carretera o un retraso en la carga de origen pueden hacer que un camión no llegue a tiempo.

Ante estos casos, la flexibilidad es válida, siempre que exista comunicación previa y que no se convierta en un hábito. Definir de antemano un margen de tolerancia ayuda a mantener el equilibrio entre disciplina y comprensión.

Comunicación en tiempo real

Contar con canales de comunicación directa con los transportistas es fundamental. Ya sea mediante llamadas, mensajes o sistemas digitales, el almacén debe poder anticiparse a un retraso y reorganizar su agenda.

De esta forma, se minimizan los efectos en la operación, ya que el personal puede reasignar actividades mientras espera la llegada del camión fuera de horario.

Documentar cada incidencia

Registrar todas las entregas que llegaron tarde permite identificar patrones. Tal vez un mismo proveedor incumple constantemente o ciertos horarios presentan mayor probabilidad de retraso.

Con esta información, el área operativa o comercial puede negociar con los proveedores responsables e implementar acciones correctivas que eviten la repetición de incidencias.

Mantener la disciplina operativa

En última instancia, lo importante es que la operación del almacén no pierda el control por una entrega tardía. Tener protocolos firmes, comunicación clara y registros confiables permite enfrentar estas situaciones sin comprometer la productividad.

Un almacén que sabe cómo manejar entregas fuera de horario transmite profesionalismo y garantiza que su operación se mantenga estable, incluso frente a imprevistos.

Compartir