¿Existe paridad de género en la logística?

Durante décadas, la industria logística ha sido percibida como un sector dominado por hombres. Esta percepción, arraigada en estereotipos de género y roles tradicionales, ha influido en la participación de las mujeres en todos los niveles de la cadena logística. Sin embargo, con los cambios sociales, la evolución de las políticas corporativas y los esfuerzos globales por impulsar la igualdad de género, se ha abierto un debate importante: ¿existe hoy una verdadera paridad de género en la logística? Esta pregunta no solo implica observar cuántas mujeres están empleadas en el sector, sino también analizar en qué posiciones se encuentran, cómo se sienten valoradas, qué oportunidades de crecimiento tienen y qué barreras siguen enfrentando en el camino hacia la equidad. Para entender este panorama es necesario explorar el contexto histórico, los avances actuales y los retos que aún persisten.

Una industria tradicionalmente masculina: Los orígenes del desequilibrio

Históricamente, el mundo de la logística se ha asociado con actividades que requieren fuerza física, largas jornadas de trabajo, movilidad constante y toma de decisiones en ambientes de alta presión. Desde la operación de montacargas, el manejo de almacenes y la conducción de transporte pesado, hasta la gestión de rutas y la supervisión de cadenas de suministro, muchas de estas tareas fueron estigmatizadas como “no aptas” para mujeres. Estas ideas, más basadas en creencias que en capacidades reales, marcaron la construcción social del sector.

Durante décadas, las mujeres que deseaban incursionar en este ámbito se enfrentaban a prejuicios, limitaciones en oportunidades de ingreso, y un entorno donde la falta de referentes femeninos generaba un sentimiento de exclusión. Además, las políticas laborales de muchas empresas logísticas no contemplaban licencias de maternidad adecuadas, flexibilidad horaria o protocolos de prevención contra acoso laboral, lo que contribuía a su baja representación.

En muchos países, incluso hasta bien entrada la década de los años 2000, los roles de liderazgo dentro de la logística estaban ocupados casi en su totalidad por hombres. Las mujeres, si lograban entrar al sector, lo hacían mayormente en puestos administrativos, de servicio al cliente o en áreas auxiliares, alejadas de la operación directa o de la toma de decisiones estratégicas.

Avances hacia la inclusión: Transformaciones visibles pero desiguales

En los últimos años, sin embargo, el panorama ha empezado a cambiar. La transformación digital, la automatización de procesos, la globalización del comercio y el cambio cultural en torno a la equidad han impulsado nuevas dinámicas laborales en la logística. Cada vez más empresas reconocen el valor de la diversidad y la necesidad de construir equipos integrados por talentos diversos, incluyendo mujeres.

En áreas como la gestión de inventarios, análisis de datos logísticos, optimización de rutas, planificación estratégica y cadena de suministro sostenible, se ha visto un creciente número de profesionales femeninas liderando proyectos clave. Algunas mujeres han alcanzado posiciones de dirección en empresas multinacionales del sector, rompiendo techos de cristal y sirviendo como referentes para nuevas generaciones.

Además, distintas organizaciones y cámaras industriales han promovido programas específicos para fomentar la inclusión femenina en logística. Se han creado redes de mujeres logísticas, espacios de mentoría, talleres de empoderamiento, becas para estudios técnicos y de ingeniería, e incluso certificaciones de equidad de género para empresas. Estos esfuerzos buscan no solo aumentar el número de mujeres en el sector, sino generar condiciones reales de equidad para su desarrollo profesional.

A nivel global, hay empresas que ya muestran estadísticas alentadoras. Algunas reportan una participación femenina del 30% al 40% en sus operaciones logísticas, especialmente en países con políticas activas de equidad. Sin embargo, el promedio general sigue siendo bajo en comparación con otros sectores industriales, y la mayoría de las mujeres aún se concentra en posiciones intermedias o no operativas.

En México, por ejemplo, la presencia femenina en el sector logístico ronda apenas entre el 20% y el 25%, dependiendo del subsector. Si bien esta cifra ha aumentado respecto a décadas anteriores, todavía refleja un desbalance estructural. En puestos de liderazgo, la brecha se amplía: solo una de cada diez posiciones de alta dirección en logística está ocupada por una mujer.

Retos actuales: Romper barreras estructurales y culturales

A pesar de los avances, la paridad de género en logística aún enfrenta múltiples obstáculos. Uno de los principales es la persistencia de estereotipos de género que limitan la percepción de las capacidades femeninas. Muchas mujeres aún deben demostrar más que sus colegas hombres para ser tomadas en cuenta o recibir las mismas oportunidades.

Además, el ambiente laboral en algunas operaciones logísticas sigue siendo hostil para la inclusión. El acoso, los comentarios sexistas, la falta de baños adecuados en plantas, la sobrecarga laboral y la escasa consideración por la maternidad son problemas reportados por trabajadoras en distintos niveles. Esto impacta directamente en la rotación y desmotivación de muchas mujeres que podrían hacer carrera en el sector.

Otro factor clave es la falta de políticas empresariales efectivas. Aunque algunas compañías han adoptado códigos de conducta y mecanismos para promover la equidad, muchas otras aún carecen de acciones concretas para cerrar la brecha de género. Sin monitoreo interno, sin metas claras de inclusión y sin una cultura organizacional sensible a la diversidad, es difícil avanzar hacia una verdadera paridad.

La educación también juega un papel esencial. Muchas jóvenes aún no consideran la logística como una opción profesional atractiva o viable, debido al desconocimiento del sector o a la falta de modelos femeninos a seguir. Promover la logística como una carrera inclusiva desde la formación técnica, vocacional o universitaria es indispensable para revertir esta situación a largo plazo.

Además, la pandemia de COVID-19 evidenció nuevas vulnerabilidades. En muchos casos, las mujeres fueron más afectadas por recortes, cargas domésticas y exigencias de cuidado que interfirieron en su desempeño profesional. Esto resaltó la necesidad de impulsar esquemas laborales más flexibles y humanos que valoren el equilibrio entre la vida laboral y personal.

Conclusión

Responder si existe paridad de género en la logística implica reconocer que, aunque se han logrado avances importantes, la equidad aún está lejos de ser una realidad plena. La presencia femenina ha crecido, se han roto barreras y se han abierto espacios impensables décadas atrás, pero los desafíos estructurales, culturales y organizacionales siguen limitando su verdadero desarrollo dentro del sector. Lograr la paridad de género en logística no es solo una cuestión de justicia social, sino una decisión estratégica. Diversos estudios han demostrado que las empresas con equipos diversos son más innovadoras, más eficientes y más resilientes frente a los cambios. Incluir más mujeres en todos los niveles de la cadena logística significa aprovechar talento, nuevas perspectivas y enfoques diferentes para resolver los retos que enfrenta la industria. El camino hacia la equidad pasa por múltiples frentes: políticas empresariales inclusivas, espacios seguros, educación técnica con enfoque de género, campañas de visibilidad y una transformación cultural que desafíe los estereotipos tradicionales. Alcanzar una logística paritaria es posible, pero requiere voluntad, compromiso sostenido y una visión de largo plazo. Mientras tanto, cada paso hacia la inclusión abre nuevas oportunidades y sienta las bases de un sector más justo, moderno y representativo de la sociedad en su conjunto.

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