Los inicios de Deporvillage

Los orígenes de Deporvillage se remontan a 2010 en Barcelona, cuando dos amigos apasionados por el deporte, Xavier Pladellorens y Ángel Corcuera, decidieron fundar una tienda online especializada en material deportivo. La idea surgió como un proyecto paralelo a sus empleos principales, impulsados por el deseo de ofrecer a otros deportistas acceso a productos de calidad para ciclismo, running, triatlón y deportes individuales.

En esos primeros días, trabajaban en Deporvillage en sus ratos libres, compaginando su pasión emprendedora con sus obligaciones laborales. A pesar de sus limitados recursos iniciales, tenían claro que el mercado online de productos deportivos estaba en crecimiento y que existía una oportunidad real de hacer algo diferente: ofrecer un amplio catálogo de marcas, buenos precios y asesoría especializada.

Un momento crucial en sus primeros pasos fue ganar en 2011 el concurso de Seedrocket, una reconocida aceleradora de startups en España. Este logro les abrió las puertas a una primera ronda de inversión de 350.000 euros, con el respaldo de inversores destacados como Jesús Monleón, Iñaki Arrola, y François Derbaix. Este apoyo financiero y de mentoría les permitió acelerar el desarrollo de la plataforma y profesionalizar su operación.

Así, en muy poco tiempo, lo que había comenzado como un pequeño proyecto entre amigos empezó a transformarse en una de las tiendas online de referencia para deportistas en España.

Los primeros años de crecimiento

Entre 2010 y 2014, Deporvillage vivió un crecimiento constante y notable. En 2014 ya alcanzaban los 6,4 millones de euros en ventas, creciendo a un ritmo de más del 80% anual. Procesaban alrededor de 300 pedidos diarios y recibían más de un millón de visitas al mes en su sitio web, no solo desde España, sino también de Francia e Italia.

El modelo de negocio de Deporvillage se basó en operar como un marketplace digital, ofreciendo más de 500 marcas y alrededor de 60,000 productos. No solo se enfocaban en tener un catálogo amplio; su valor añadido era combinar precios competitivos con un asesoramiento especializado, entendiendo que sus clientes no eran compradores casuales, sino verdaderos aficionados y profesionales del deporte.

Una de sus grandes decisiones estratégicas fue enfocarse primero en nichos específicos: comenzaron con ciclismo y running, deportes donde detectaron que había menos competencia online en ese momento. Más adelante fueron ampliando su oferta hacia categorías como fitness, natación y deportes outdoor, siempre manteniendo el enfoque en deportes individuales.

Otra clave de su crecimiento fue la internacionalización temprana. Para 2014, Deporvillage ya estaba vendiendo en tres países y había decidido priorizar mercados del sur de Europa, donde compartían similitudes culturales y deportivas con España.

La inversión en tecnología fue también decisiva. Apostaron por automatizar procesos logísticos y de inventario, lo que les permitió escalar el negocio sin incrementar de forma desproporcionada sus costos operativos. Esto les dio una ventaja competitiva importante frente a otros actores que crecían de manera más desordenada.

Reconocimiento y consolidación

El esfuerzo y la disciplina de los primeros años dieron grandes frutos. Para 2021, Deporvillage había alcanzado una facturación de 160 millones de euros y se había consolidado como el líder en venta online de artículos deportivos en el sur de Europa.

Ese año, la empresa fue adquirida en su mayoría por el grupo Iberian Sports Retail Group (ISRG), controlado por JD Sports, una de las mayores cadenas de artículos deportivos del mundo. A pesar de la venta, Xavier Pladellorens y Ángel Corcuera mantuvieron el 20% de participación en la compañía y continuaron dirigiendo su operación digital, asegurando que el espíritu original del proyecto se mantuviera vivo.

El caso de Deporvillage es un ejemplo inspirador de cómo identificar un nicho de mercado poco atendido, aplicar disciplina en la ejecución y combinar pasión con estrategia puede llevar a construir un negocio de éxito. Lo que empezó en ratos libres, con mucho esfuerzo personal y visión clara, terminó convirtiéndose en uno de los referentes de e-commerce deportivo en Europa.

Conclusión

Deporvillage demuestra que detrás de cada gran éxito emprendedor hay una mezcla de pasión genuina, trabajo duro y capacidad para adaptarse al mercado. Su historia inspira a quienes sueñan con transformar una idea modesta en un proyecto que impacta a miles de personas, recordándonos que con visión, paciencia y estrategia, es posible construir algo verdaderamente grande.

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