El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) tiene un impacto significativo en la logística nacional, principalmente en el sector transporte, que constituye un pilar fundamental de la economía mexicana. Este impuesto, diseñado para gravar productos como los combustibles, las bebidas alcohólicas y el tabaco, tiene un efecto directo sobre los costos operativos de las empresas que dependen del transporte terrestre. En un país donde el 80% de las mercancías se transportan por carretera, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el aumento de costos ocasionado por el IEPS afecta no solo a las empresas transportistas, sino a toda la cadena de suministro y, en última instancia, al consumidor final.

El impacto directo del IEPS en los costos de transporte
Uno de los efectos más notorios del IEPS se observa en el precio de los combustibles, que son esenciales para el transporte de mercancías en todo el territorio nacional. Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2023 el IEPS representó entre el 12% y el 15% del precio total del diésel y la gasolina. Por ejemplo, si el precio promedio del litro de diésel es de 24 pesos, al menos 3.60 pesos corresponden a este impuesto.
Para el sector transporte, donde el combustible representa entre el 40% y el 50% de los costos operativos totales, este aumento tiene un impacto directo en las tarifas que las empresas deben cobrar por el servicio de transporte. Empresas transportistas de todos los tamaños se ven obligadas a ajustar sus precios para compensar los costos adicionales, lo que también afecta la competitividad de los productos mexicanos, tanto en el mercado interno como en el internacional.
Además, el impacto del IEPS no es uniforme en todo el país. En regiones más alejadas de los centros de distribución, como el sureste mexicano, el efecto del aumento en el precio de los combustibles puede ser más pronunciado debido a los costos adicionales de transporte. Esto genera disparidades en los costos logísticos y, por ende, en los precios de los productos, afectando el acceso equitativo a bienes y servicios en todo el territorio nacional.
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) son las más vulnerables ante este incremento. A diferencia de las grandes empresas, que tienen mayor capacidad para absorber costos adicionales o negociar mejores tarifas con sus proveedores de transporte, las pymes suelen operar con márgenes de ganancia más estrechos. Esto limita su capacidad para ajustar precios sin perder competitividad en el mercado, lo que en algunos casos las obliga a reducir su operación o buscar alternativas logísticas menos eficientes.
Eficiencia en las cadenas de suministro
El IEPS no solo incrementa los costos de transporte, sino que también afecta la eficiencia de las cadenas de suministro en su conjunto. En un entorno de alta presión fiscal y costos crecientes, las empresas transportistas a menudo se ven obligadas a reducir la frecuencia de sus viajes, limitar sus rutas de distribución o utilizar flotas menos eficientes para ahorrar en gastos de operación.
Esta situación puede generar retrasos en la entrega de productos y desabasto en algunos mercados, especialmente en sectores sensibles como el alimenticio o el farmacéutico, donde la logística juega un papel crucial en garantizar la disponibilidad de productos. Según un estudio realizado por la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), en 2022 más del 70% de las empresas transportistas reportaron dificultades para cubrir sus costos operativos debido al aumento en el precio de los combustibles, derivado en parte del IEPS.
Además, la falta de inversión en tecnologías más eficientes, como vehículos eléctricos o híbridos, agrava el problema. Muchas empresas transportistas no cuentan con los recursos necesarios para modernizar sus flotas, lo que las obliga a depender de camiones más antiguos y menos eficientes en términos de consumo de combustible. Esto no solo incrementa los costos operativos, sino que también contribuye a un mayor impacto ambiental, contraviniendo uno de los objetivos originales del IEPS, que es reducir las emisiones de gases contaminantes.
Otro aspecto crítico es la planificación de rutas. En un esfuerzo por minimizar costos, algunas empresas optan por recortar la cobertura de sus operaciones, concentrándose en rutas más rentables. Esto afecta a comunidades alejadas o de difícil acceso, donde el transporte de mercancías se vuelve menos frecuente y más costoso. A largo plazo, esta situación puede generar un efecto de aislamiento económico en ciertas regiones del país, afectando el desarrollo económico y social de estas zonas.
Competitividad en el comercio nacional e internacional
El impacto del IEPS en la logística nacional no solo se refleja en los costos y la eficiencia operativa, sino también en la competitividad de las empresas mexicanas en el comercio internacional. México es el principal socio comercial de Estados Unidos, y gran parte de las exportaciones hacia este país se transportan por carretera.
Con costos logísticos más altos, derivados del incremento en los precios de combustibles, los productos mexicanos enfrentan mayores dificultades para competir en el mercado global. Mientras que otros países han avanzado en la adopción de tecnologías más limpias y eficientes, la dependencia del transporte terrestre y de combustibles fósiles sigue siendo una barrera para el comercio exterior de México.
Por ejemplo, en 2022, el costo promedio por kilómetro recorrido en transporte de carga en México fue 25% más alto que en Estados Unidos, según datos de la CANACAR. Esto no solo afecta la competitividad de las exportaciones mexicanas, sino que también encarece los productos importados, que dependen del transporte terrestre para llegar a los consumidores finales.
Además, la incertidumbre fiscal que rodea al IEPS, como los cambios en las tasas del impuesto o la implementación de estímulos fiscales temporales, dificulta la planificación a largo plazo para las empresas. Esto crea un entorno de inestabilidad que afecta la inversión en infraestructura logística y la adopción de tecnologías más sostenibles.

Conclusión
El IEPS tiene un impacto profundo y multifacético en la logística nacional. Desde el aumento en los costos de transporte hasta la reducción en la eficiencia operativa y la competitividad de las empresas, este impuesto plantea retos significativos para la economía mexicana. Si bien el IEPS tiene objetivos legítimos, como recaudar ingresos fiscales y promover un consumo más responsable, es evidente que su implementación genera efectos colaterales que afectan a diversos sectores económicos. Para mitigar estos impactos, es necesario que las autoridades consideren alternativas como la promoción de energías más limpias, el fortalecimiento de la infraestructura logística y la revisión de las políticas fiscales relacionadas con el transporte.