Entre susurros de la tierra, donde la fermentación y la ligera carbonatación revelan su promesa, Alpaca se despliega mediante una lata, atrapando el carácter del Valle de Guadalupe. Chardonnay y Sauvignon Blanc entrelazan su ensamblaje de tiempo y carácter.
En la dualidad del terruño, lo blanco y lo rosado se funden en la memoria del sol, texturizada por la brisa salina de Ensenada. Sorbos vibrantes de tierra fértil y caricias minerales susurran su origen. Alpaca es una experiencia intuitiva, donde cada sorbo despierta lo latente, lo que la tierra resguarda y el tiempo traduce.