En temporadas altas como Buen Fin, Navidad o lanzamientos promocionales, muchas operaciones logísticas colapsan. No por falta de producto, sino porque no estaban preparadas para el volumen. Los picos de venta ponen a prueba la capacidad de respuesta del almacén, el sistema y el equipo. Evitar que estos momentos saturen la operación requiere planificación anticipada, recursos disponibles y protocolos claros.

Identificar patrones de demanda recurrentes
El primer paso para evitar la saturación es anticiparla. Si cada año ocurre un pico en las mismas fechas, no puede tomarte por sorpresa. Analizar datos históricos de ventas, órdenes procesadas, tiempos de surtido y devoluciones permite prever con bastante precisión cuándo habrá aumentos significativos en la carga operativa.
También es importante considerar factores externos como campañas de marketing, cambios en precios o acuerdos nuevos con clientes. Todo lo que tenga impacto comercial debe traducirse en una proyección operativa con tiempo.
Planificación de capacidad operativa
Saber que viene un pico es útil solo si se actúa. Eso implica preparar la capacidad operativa con anticipación. Puede ser mediante contratación de personal temporal, ajustes en los turnos, incremento en inventarios estratégicos o ampliación de horarios de entrega y recolección. Esperar hasta que el almacén esté saturado para actuar es demasiado tarde.
Muchas empresas establecen un “modo pico” con semanas de anticipación, donde se activan protocolos especiales para atender la demanda sin afectar la operación diaria.
Asignación de zonas y rutas especiales
Durante un pico de venta, es recomendable reasignar ciertas zonas del almacén para surtido exclusivo de productos de alta rotación o campañas específicas. Esto evita mezclas de pedidos y reduce los desplazamientos del personal. También puede definirse un layout temporal con racks adicionales, estaciones de empaque extra o zonas de staging anticipado.
La clave está en no sobrecargar las zonas normales. Cuando todo se procesa por el mismo canal, los retrasos son inevitables.
Separación de pedidos por tipo de urgencia
No todos los pedidos urgentes deben tratarse igual. Algunos clientes requieren entregas inmediatas, mientras que otros pueden esperar uno o dos días. Clasificar las órdenes según su prioridad permite organizar mejor los recursos disponibles y evitar colapsos.
Además, definir un protocolo de “órdenes críticas” durante el pico ayuda a que el equipo se enfoque en lo más importante sin descuidar el resto.
Automatización de tareas repetitivas
En periodos de alta demanda, cualquier tarea manual se vuelve un cuello de botella. Automatizar procesos como impresión de etiquetas, validación de SKU, generación de documentos o asignación de rutas internas permite liberar tiempo del personal y reducir errores.
Si no se cuenta con automatización avanzada, al menos conviene tener formatos predefinidos y flujos digitales que eliminen pasos innecesarios. Cada segundo cuenta cuando se manejan cientos de pedidos diarios.
Comunicación constante entre áreas
En plena temporada alta, logística no puede trabajar aislada. Debe haber comunicación diaria con ventas, atención al cliente, transporte y dirección. Si una campaña cambia de fecha, si se cae un proveedor o si hay un cambio en el catálogo, el área operativa debe enterarse al momento para ajustar recursos y prioridades.
También es importante que el cliente tenga visibilidad. Informar tiempos estimados, demoras posibles y políticas de entrega ayuda a gestionar expectativas y mantener la confianza.
Gestión de devoluciones en paralelo
Los picos de venta también traen picos de devoluciones. Si no se consideran dentro de la planeación, pueden generar saturación inesperada. Tener una zona específica para recibir, clasificar y registrar devoluciones durante estas fechas es esencial. Incluso puede subcontratarse este proceso si la operación propia no tiene capacidad.
Una buena gestión de devoluciones no solo reduce carga, también mejora la percepción del cliente y permite recuperar producto utilizable rápidamente.
Medición y mejora continua post-pico
Una vez terminado el periodo de alta demanda, es momento de revisar lo que funcionó y lo que no. ¿Qué zona colapsó primero? ¿Qué proveedor falló? ¿Qué tipo de pedido generó más errores? Documentar estas lecciones permite mejorar año con año y reducir el margen de improvisación.
Algunas operaciones incluso simulan picos de forma interna para probar sus protocolos. Como un simulacro, pero operativo.

Invertir en previsión es más barato que resolver crisis
Muchos operadores ven la planeación de picos como un gasto. Pero cuando llega el caos, el costo es mucho mayor: errores, retrasos, penalizaciones y desgaste del equipo. Invertir en prevención logística es invertir en continuidad operativa, reputación y rentabilidad.
Los picos de venta no deberían ser momentos de tensión extrema. Con el enfoque correcto, pueden ser una oportunidad de crecer sin perder el control.